Se trata del primer testimonio de su tipo en Chile, y posiblemente el más importante.
En el prólogo a la segunda edición española, salida en la desaparecida editorial Laia cuatro años más tarde, Valdés decía:
Tejas Verdes pasó a ser un texto que reflejaba una experiencia individual, colectiva y que se enmarca políticamente ya no en el plano exclusivo de la denuncia, sino en el de la memoria.
En Chile Tejas Verdes salió a la luz 22 años más tarde, en 1996, en la editorial LOM y su aparición impulsó la emergencia de la figura de los supervivientes, que, hasta entonces, habían sido ignorados sistemáticamente.
Aquel mismo día, en su departamento, agentes armados hacen un allanamiento de morada, es detenido sin que se le presenten cargos y llevado al lugar en que le realizan el primer interrogatorio.
Después del golpe de Estado en 1973, la literatura chilena se vio fraccionada en su desarrollo.