Deuteronomio 18:11-12 en la Biblia hebrea dice: «No dejéis que se encuentre entre vosotros aquella persona que inmole a su hijo o hija en el fuego, ni una pitonisa, adivina, encantadora, vidente, o alguien que eche encantamientos, ni quien consulte fantasmas y espíritus o busca oráculos de los muertos».
A la segunda generalmente se la trataba por medio de la confesión, el arrepentimiento y la caridad, asignados como penitencia.
[3] La bula fue escrita en respuesta a la petición del inquisidor dominico Heinrich Kramer para tener autoridad explícita para perseguir la brujería en Alemania, después de que a este le fuera denegada la ayuda de las autoridades locales eclesiásticas, que mantenían como pretexto la carta de delegación que no mencionaba explícitamente dónde podían operar los inquisidores.
[4] La bula intentaba remediar esta disputa jurisdiccional identificando específicamente las diócesis de Maguncia, Colonia, Tréveris, Salzburgo y Bremen.
[11] Aun así, sus semejanzas a anteriores documentos papales, su énfasis en la predicación y la carencia de pronunciamiento dogmático complican esta visión.