La Suiza Francona (en alemán: Fränkische Schweiz) es el nombre que recibe una región turística popular en la Alta Franconia, en Baviera, Alemania.
Anteriormente, la región se conocía como la «vieja sierra» (Altes Gebürg; palabra heredada del alto alemán) o sierra de Muggendorf (Muggendorfer Gebürg), y se hizo popular entre turistas durante el Romanticismo.
Sin embargo, fue Jakob Reiselsberger quien en 1820 perpetuó el nombre en su libro Die kleine Schweiz (La pequeña Suiza), escrito en su pueblo natal, Waischenfeld, en pleno corazón de esta región.
Entre las localidades más conocidas de la Suiza Francona se incluyen Pottenstein, Gößweinstein, Muggendorf, Ebermannstadt, Streitberg, Egloffstein y Waischenfeld, entre otras.
En muchos lugares se notan las erosiones, que han dado lugar a numerosos sumideros y otras dolinas, habiendo formado entradas a extensos sistemas de cuevas subterráneas.
Debido a procesos geológicos que provocaban el hundimiento de la corteza terrestre francona durante este período, se depositaron en el fondo del mar secuencias de rocas sedimentarias cada vez más compactas por la presión en un proceso lento pero potente.
En el Cretácico Superior, el mar volvió a extenderse por partes del sur alemán, incluida la Franconia, con lo que se produjo un proceso inverso; si bien en el Paleógeno, las aguas retrocedieron por última vez y el paisaje jurásico quedó de nuevo (aunque parcialmente) al descubierto, dotándole del aspecto que tiene en la actualidad.
La región alberga numerosas cuevas y grutas, el resultado de su peculiar formación geológica.
Los límites actuales del parque se establecieron en 1995, recibiendo el estatus de región protegida.
El conjunto de subáreas del parque conforman una unidad natural separada.
[6] Su paisaje más característico es el jurásico, es decir, los valles incisos y las amplias mesetas entre ellos.
Este último se considera especie protegida, y tiene su propia reserva natural dentro del parque, cerca de Goßweinstein.
[15] También lo hace el Sendero Montañoso de Franconia (Fränkischer Gebirgsweg), inaugurado en 2007, que se extiende desde el Saale en su paso por Blankenstein (en la frontera entre Turingia y Baviera) hasta Hersbruck, en el área metropolitana de Núremberg, por lo que atraviesa en su mayor parte la Suiza Francona.
[12] Otro camino concurrido es el Erzweg, cuyos 200 km de longitud pasan por varias reseras naturales.
[16] La primera extensa descripción de la «vieja sierra» como zona de exploración se dio en 1774, cuando el párroco e historiador natural Johann Friedrich Esper publicó su libro sobre «los laberintos subterráneos en torno a Muggendorf».
Actualmente, las cuevas más visitadas son aquellas que ofrecen un conjunto atractivo de estalactitas, y son gestionadas por la autoridad del parque natural de la Suiza Francona.
[18] Tanto kayaks como canoas se pueden alquilar en uno de tres locales a lo largo del curso fluvial.
Actualmente siguen en pie unas 70 cervecerías pequeñas y medianas, la mayoría elaborando cervezas con una frecuencia de una o dos veces por semana, y solo la sirven en sus propias posadas o en algunas posadas afiliadas.
Si bien, las cervecerías más grandes suelen ofrecer también otras variedades comunes como las helles, las märzen, las weizen y las pilsener.
Actualmente existen 137 iglesias en la Suiza Francona —entre católicas y protestantes—, incluidas catedrales, basílicas, abadías y monasterios; además de todo tipo de hitos religiosos, desde estatuas a cruces.
Durante la última etapa del Sacro Imperio Romano Germánico (en principio, tras la guerra de los Treinta Años), la región pertenecía en su mayoría al principado episcopal de Bamberg (católico), si bien el noreste del territorio, más las áreas en torno a Heiligenstadt y Streitberg (protestantes) pertenecían al principado de Bayreuth (luterano desde la reforma).
En las zonas católicas hay numerosos humilladeros y cruces de término.
A su vez, son típicas las iglesias fortificadas (Wehrkirchen), que muchas veces reciben el nombre de ‘iglesia-castillo’.
Este museo destaca tanto por sus características geográficas (está dominado por dos acantilados empinados) como por estar instalado en la antigua Corte Judía (Judenhof).
Al completar cada tramo, este recibió su propia parada con un hito singular (hoy parte del recorrido turístico).
El trayecto se completó en 1930, aunque su prevista conexión con la línea principal Nuremberg-Bayreuth nunca llegó a realizarse debido a los efectos de la Gran Depresión y la cada vez mayor relevancia del tráfico por carretera.
Aunque teóricamente sirve también para la conexión entre las localidades a lo largo del trayecto, no forma parte del sistema de trenes alemán, siendo financiado enteramente por los billetes turísticos y donaciones.
Actualmente son más de 200 localidades del Jura Francón que decoran sus fuentes durante la Pascua.