Un guardia civil resultó muerto por arma blanca y otros 14 heridos, de los 25 que eran, cuando una multitud intentó liberar a seis jornaleros que habían sido detenidos por resistirse a dejar de cortar árboles y labrar en unas tierras de propiedad privada que en otros tiempos habían sido comunales.
Los guardias civiles dispararon y mataron a 17 personas, dos de ellas concejales, e hirieron 13 más.
En ese mismo mes los propietarios de los montes aislados por el embalse se negaron a pagar impuestos, la autoridad municipal dimitió, los obreros declararon una huelga el 22 de julio y los más exaltados cortaron la línea telefónica y se plantearon volar las compuertas del pantano con dinamita sustraída de las obras.
[13] Así, Edmundo Alfaro, diputado republicano radical por Albacete, intervino en las Cortes con la siguiente afirmación:[14]
Los propietarios se quejaron y la Guardia Civil intervino para poner fin a estas actividades ilegales.
Conocida la irregularidad, en la mañana del 27 de mayo, el Brigada Félix Velando, jefe del puesto de Yeste, requiere al alcalde y ambos se encaminan a La Graya, donde llegan bastante avanzada la tarde.
Exigen que la Guardia Civil abandone la aldea, ante aquel comportamiento el Cabo ordena hacer varios disparos al aire, suficientes para dispersar a los alborotadores.
Pero nuevos campesinos, recién llegados de diversos puntos, entre los que destacan algunos elementos visiblemente díscolos, agitan a los demás predisponiéndolos contra la fuerza pública.
Como última alternativa el Brigada se entrevista con el presidente de la Comisión Gestora para que interceda pero la actitud de este es inflexible "no moverá un dedo" mientras los seis detenidos no sean puestos en libertad.
Se abre paso audazmente y anuncia a los amotinados la liberación de los seis detenidos bajo las condiciones acordadas.
En la primera acometida, diez guardias civiles son derribados; uno ha muerto, al haberle atravesado el cráneo un gancho pinero, los otros nueve tienen heridas de diversa consideración.
Rodeados por unos dos mil campesinos, sólo tres guardias consiguen escapar de la colisión parapetándose fuera del camino y disparando sus armas desesperadamente.
Aunque las armas han quedado abandonadas o en poder de los leñadores, estos a pesar de su enorme desproporción, son incapaces para hacer frente a los tres guardias, que desde su situación logran despejar el campo.
Un nuevo ataque se produce a la entrada del pueblo desde un bosquecillo cercano, la fuerza pública es blanco de varios disparos.
La cuestión más grave que planteaba el informe era que la mayor parte de la víctimas habían muerto después del choque con la Guardia Civil y cuando ya se habían puesto a resguardo de los disparos o se encontraban heridos —algunas habían recibido el disparo cuando se encontraban tendidas en el suelo—.
El informe señalaba como principal responsable al brigada que dirigía a los guardias civiles.
La cuestión fue debatida en el hemiciclo el 5 de junio, sin que se produjeran fisuras entre los partidos del Frente Popular que sostenían al Gobierno, como habría deseado la oposición de derecha.
Incluso [el diputado comunista] Mije, cuyo partido hacía poco que había pedido la disolución de la Guardia Civil, había mostrado, con un discurso de 'moderación desacostumbrado en su minoría' [según el diario La Vanguardia], cierta comprensión por su reacción inmediata ante la agresión de la que había sido objeto, condenando solo la represalia que llevó a cabo».
Esa explicación de las "culpas individualizadas" no sólo se agota sino que apenas toca el gravísimo problema».
Del presidente del gobierno Santiago Casares Quiroga el general Aguado Sánchez dice que, «por propio egoísmo personal», «entrevió prontamente que una campaña de descrédito contra la Guardia civil no era ni mucho menos beneficiosa en aquellas fechas», pero para no perder «credibilidad ante las masas» culpó del «motín» a los anarquistas.
Por otro lado el general niega los excesos de los guardias civiles en los hechos y afirma que su actuación fue un «derroche de valor y temeridad» pues «tres guardias civiles lograron dispersar a dos mil amotinados».