El término empezó a generalizarse en la década de 1920, cuando varios sociólogos de lengua alemana escribieron sobre el tema: entre ellos destacan Karl Mannheim, con su obra Ideología y utopía, y Max Scheler.
[4] En esto, Durkheim buscó combinar elementos del racionalismo y el empirismo, argumentando que ciertos aspectos del pensamiento lógico comunes a todos los humanos existían, pero que eran productos de la vida colectiva (contradiciendo así la comprensión empirista de tabula rasa según la cual las categorías se adquieren solo mediante la experiencia individual), y que no eran verdades universales a priori (como argumentaba Kant) ya que el contenido de las categorías difería de una sociedad a otra.
Las representaciones colectivas son los símbolos e imágenes que vienen a representar las ideas, creencias y valores elaborados por una colectividad y no son reducibles a constituyentes individuales.
Pueden incluir palabras, eslóganes, ideas o cualquier cantidad de elementos materiales que puedan servir como símbolo, como una cruz, una roca, un templo, una pluma, etc. Como elabora Durkheim, las representaciones colectivas se crean a través de una intensa interacción social y son productos de la actividad colectiva.
Y como el lenguaje es una acción colectiva, el lenguaje contiene en sí mismo una historia de conocimiento y experiencia acumulados que ningún individuo sería capaz de crear por sí mismo.
Para Schutz, era importante poner entre paréntesis las nociones fácilmente asumidas sobre la vida para poder entender correctamente el mundo vital de los entes sociales estudiados.
Según él, estos conceptos transformaron los estudios, propios de los siglos XVII y XVIII, sobre "gramática general" convirtiéndolos en la moderna "lingüística", la "historia natural", en la "biología" moderna, y el "análisis de la riqueza", en la "economía" actual.
Las soluciones propuestas señalan que los constituyentes fundamentales del pensamiento matemático: espacio, estructura formal y proporción numérica, también lo son de la física.
Otra aproximación consiste en sugerir que no hay tal problema, que la división del pensamiento científico con términos como 'matemáticas' y 'física' sólo tiene utilidad en su función práctica diaria de categorización y distinción.
Se han realizado contribuciones fundamentales a la sociología del conocimiento matemático por parte de autores como Sal Restivo y David Bloor.
Últimamente, Paul Ernest ha propuesto una visión del conocimiento matemático desde una perspectiva socio-constructivista, basándose en la obra de ambos sociólogos.