A su alrededor, se distribuyen las localidades de Garbayuela, Sancti-Spíritus, Garlitos, Baterno y Tamurejo.
Encinares, alcornocales, quejigares, olivos, enebros y acebuches vertebran el paisaje junto a imponentes cantiles rocosos que sirven de morada a numerosas aves rupícolas, como águila perdicera, águila real, buitre leonado, alimoche, cigüeña negra; así como otras más vinculadas a las masas forestales como buitre negro y azor.
La época romana está bien documentada a través de diferentes lápidas y otras piezas, habiéndose mantenido ocupada también durante el periodo musulmán.
A la caída del Antiguo Régimen la localidad se constituye en municipio constitucional en la región de Extremadura.
Cuenta la leyenda que un agricultor encontró la imagen sobre las ramas de un árbol, lugar donde se edificó la ermita en su honor.
Los feligreses llevan la Virgen desde la Ermita al pueblo (a hombros, cada 400 o 500 metros se para y los fieles pujan para que los que más paguen puedan cogerla y la porten durante el próximo trecho).
Una vez en la iglesia, durante una semana se le reza la Novena; el día 23 la Virgen vuelve a la Ermita.
Durante esos días se celebran actuaciones culturales y deportivas, además de la habitual verbena popular en la plaza del pueblo.
Como en la antigüedad, miles de personas se desplazan hasta la localidad para exponer su ganadería o para participar en las subastas, tanto comprando como vendiendo.
Los ejemplares protagonistas de esta ruta forman parte del sector ganadero autóctono español, como son la ovina merina negra, la caprina verata y la retinta extremeña o el asno andaluz.
El ayuntamiento fleta autobuses para que todas las personas puedan llegar hasta Tamurejo, localidad donde comienza la actividad con un desayuno de dulces típicos, como las candelillas, los bodigos o las rosquillas.