Sinfonía n.º 98 (Haydn)

[3]​ Haydn había sido compositor de la corte del príncipe Nicolás Esterházy durante 28 años cuando éste murió en 1790.

El compositor se trasladó a Viena y no tardó en recibir numerosas ofertas de empleo.

[3]​ La primera edición fue llevada a cabo en 1796 por el editor Johann André, Artaria & Imbault.

[10]​ Aunque el clavecín se empleaba a menudo como bajo continuo o instrumento solo, pero en raras ocasiones recibía tal prominencia en este tipo de obra puramente orquestal.

En cuanto a la participación del clavecín como bajo continuo en las sinfonías de Haydn existen diversas opiniones entre los estudiosos: James Webster se sitúa en contra;[11]​ Hartmut Haenchen a favor;[12]​ Jamie James en su artículo para The New York Times presenta diferentes posiciones por parte de Roy Goodman, Christopher Hogwood, H. C. Robbins Landon y James Webster.

No obstante, existen grabaciones con clavecín en el bajo continuo realizadas por: Trevor Pinnock (Sturm und Drang Symphonies, Archiv, 1989-1990); Nikolaus Harnoncourt (n.º 6–8, Das Alte Werk, 1990); Sigiswald Kuijken (incluidas las Sinfonías de París y Londres; Virgin, 1988-1995); Roy Goodman (Ej.

Haydn quedó manifiestamente conmocionado y más tarde escribió una carta a Michael Puchberg, que también había sido un amigo muy cercano a Mozart:[3]​[4]​ El primer movimiento, Adagio – Allegro, está escrito en la tonalidad de si bemol mayor, en compás alla breve y sigue la forma sonata.

Empieza en un estilo coral con dos versos que recuerdan a la canción patriótica británica "God Save the King" (Dios salve al rey).

Un gran crescendo explícitamente intencionado del tutti conduce a otra pausa general, tras la cual el director, sentado al clavecín, entra con su instrumento acompañando el resto de la obra con simples figuras de semicorcheas y pone fin a la pieza.

Según Palmer, el rasgo más notable de la sinfonía es el breve solo para teclado justo antes del cierre, que aparece anotado en la partitura como "Haydn solo".

Este pasaje se omitió en todas las ediciones de la obra publicadas en vida del compositor, excepto en los arreglos para quinteto con piano y trío con piano, donde a veces es asignado al violín.

Esta era una práctica habitual en la interpretación de obras orquestales con el clavecín o fortepiano obbligato y con el propio compositor al instrumento no siempre "acompañando", sino dando sus directrices desde allí.

En cualquier caso, no se sabe si el público rio a carcajadas al final del estreno.

Haydn en 1791.
Hanover Square de Londres, lugar del estreno.