La Sinfonía en do mayor es uno de los primeros trabajos del compositor francés Georges Bizet.
Fue escrita mientras estudiaba en el Conservatorio de París bajo la tutela del compositor Charles Gounod, y era obviamente una tarea estudiantil.
Si nunca la publicó, fue porque el mismo Bizet se opuso a la idea, habiendo introducido en su obra Don Procopio un extracto de la sinfonía que él creyó adecuado para esta pieza teatral.
Sin embargo, el género sinfónico no era popular entre los compositores franceses de la segunda mitad del siglo diecinueve, quienes prefirieron concentrarse más en sus esfuerzos a gran escala para la música teatral y de ópera.
Tal como el destacado musicólogo Julien Tiersot apuntó en 1903: En Francia [del siglo XIX] la sinfonía era considerada un ejercicio escolar, tanto que por mucho tiempo se produjo únicamente entre aquellos concursantes que eran "enviados a Roma".
Parece que una sinfonía bien hecha era la prueba suprema del talento de los jóvenes compositores coronados por la Academia.
... Gounod, y también Félicien David y Henri Reber, escribieron sinfonías durante su tiempo perdido, obras que hicieron justicia a la pureza de sus intenciones, aunque ninguna se conserva hasta ahora.En vez de ello, tal como apuntó Tiersot, los esfuerzos franceses gravitaban alrededor del poema sinfónico, y el que Bizet llamó erróneamente Sinfonía Roma, fue un ejemplo vanguardista.
De ambas obras, es la composición estudiantil la que ha conseguido muchos más elogios críticos.
Según se da a entender en la correspondencia de Chevrier-Choudens de 1938, también pudo suceder que Bizet pensaba explotar su esfuerzo estudiantil como material para lo que él vio como composiciones más serias (incluyendo posiblemente dos sinfonías fallidas, escritas durante su permanencia en Roma).
Y también Bizet recicló la misma melodía en el trío del Minuet de L'alésienne.