Ante estos condicionantes, Chrysler decidió proyectar un automóvil compacto y polivalente para ser comercializado a ambos lados del Atlántico.
Debido a que en un principio fue concebido para circular sin dirección asistida se dotó a todos los Horizon con un característico gran volante de perfil estrecho y un único brazo que permitía hacer menos fuerza al maniobrar a la vez que dejaba ver el panel de instrumentos fuese cual fuese la posición del volante.
Otra característica reseñable era su confort de conducción, aunque los motores eran algo ruidosos, particularmente las versiones diésel a las que se dotó de un grueso aislante bajo el capó que mitigaba solo en parte el sonido.
Esto, dio un toque inconfundible al sonido del Horizon, siendo reconocible tan solo por éste.
Contaba con asientos de estructura interior de muelles y con una amortiguación medianamente blanda que lo hacía más cómodo en caminos mal pavimentados, aunque, también, hacía que se inclinase notablemente en curvas pronunciadas.