Sin embargo, la mayor parte de los visitantes provienen de lugares cercanos y solamente lo visitan por un día para observar a las aves, motivo por el cual el centro ha tenido algunos problemas para cumplir con sus actividades ecológicas y al mismo tiempo mantenerse viable económicamente.
Esta región llega a ser lo suficientemente fresca en invierno como para prever usar una chaqueta ligera.
[3][4] La mayor parte de la vegetación del área ha sido arrasada o severamente impactada por la agricultura, la tala y otras actividades humanas.
No obstante su proximidad al Océano Pacífico, el escurrimiento apunta hacia el Golfo de México.
[3] “El Ocote” es hogar de una variedad de especies amenazadas, especialmente aves como Aratinga holochlora, la Amazilia viridifons y la Oporornis tolmiei, al mismo tiempo que otras que reciben protección especial como Eucometis penicillata, Lanio aurantius, Psarocolius montezuma y Colinus virginianus.
[8] La fauna común de la reserva incluye búhos, conejos, didélfidos, ardillas, tejones, armadillos, Penelopina nigra, chachalaca y por supuesto pericos.
Son especies que han sido encontradas en la Sima pero no en el resto del parque el Ocote :Bubo virginianus, Amazilia viridifrons, Vireo philadelphicus, Sialia sialis, Passerina versicolor y Cacicus melanicterus.
[2] Desde la puesta del sol hasta el amanecer, los pericos se congregan en el bosque de la fosa, en ese momento el ruido que hacen llega a ser muy alto; este parloteo cesa cuando algún depredador, como el halcón se encuentra cerca.
Abandonan la fosa en grupos, volando en círculos siguiendo las corrientes de aire, según necesiten entrar o salir.
[6] El área de la Reserva “El Ocote” fue explorada y documentada académicamente por primera vez a mediados del siglo XX, destacando cuevas locales y hallazgos arqueológicos como alfarería; sin embargo, la documentación es aún escasa, especialmente comparada con otros sitios en México.
[1][3] en una de las rocas que sobresalen en el muro oeste, hay una figura humana con una lanza, con el sol y la luna en el cielo.
[3][12] La presencia de estas pinturas en dicha formación geológica, y especialmente a alturas tan elevadas las hace algo poco común, lo cual ha propiciado que la UNESCO someta esta zona a estudio para su protección.
Hoy día es operado por la Sociedad Cooperativa Tzamanguinó, integrada por familias provenientes de la localidad denominada Piedra Parada.
[2][6] El Gobierno Federal registró este proyecto como un sitio ecoturístico, con el objeto de ser sustentable, proveer ingreso a los residentes locales y minimizar su impacto.
[7] A pesar de tener grandes bellezas naturales, la mayor atracción del sitio son las cotorras que vuelan dentro y fuera de la Sima todos los días, las cuales generalmente salen temprano y regresan por la noche.
[2][6] Para el año 2016, se contó con la visita de tan sólo 10 a 15 personas por día esto puede deberse a que el turismo alternativo y el ecoturismo todavía no son muy atractivos para la mayoría de la población mexicana.
Sin embargo, estas intervenciones no siempre han resultado útiles, toda vez que los funcionarios utilizan un lenguaje técnico y desestiman el conocimiento de los pobladores locales.
[7] En su apogeo el Centro llegó a generar entre 80 y 100 empleos directos,[7] pero desafortunadamente la demanda turística ha disminuido.
[6] Incluso con suficiente interés y promoción, el área no es adecuada para el turismo a gran escala.