Cuando Felipe murió en 1217, el partido de los bagler se disolvió, y éstos reconocieron como su soberano al rey de los birkebeiner Haakon IV[3] Sin embargo, algunos miembros de los bagler se mostraron renuentes a claudicar y en 1218 se levantaron en armas contra Haakon IV.
Su rebelión constituyó un problema para el nuevo régimen en el oriente de Noruega[4] —zona que había sido tradicionalmente de dominio bagler—, y duraría varios años hasta que, en 1222 o 1223, Sigurd, voluntariamente, se rindió ante Skule Bårdsson, el comandante en jefe de las fuerzas del rey.
Como prisionero de Skule, Sigurd estuvo presente en una reunión entre los hombres más poderosos de Noruega, celebrada en Bergen en 1223, que tenía como propósito llegar a un acuerdo sobre la designación del nuevo rey.
Sigurd fue uno de los cuatro candidatos, pero la asamblea decidió ratificar en el trono al joven Haakon IV.
El rey Haakon logró evitar que su insurrección se propagara, pero no pudo capturarlo.