Skule llevó al ejército y pudo desbaratar la rebelión de los campesinos, que se dieron a la fuga.
Además, se colocó bajo su administración directa una tercera parte del país, concretamente el Trøndelag, la región donde su familia tenía mayor número de adeptos.
Para poner fin a las discusiones se comenzó por efectuar una reunión en Bergen entre los hombres más prominentes del reino, incluyendo nobleza y clero.
Haakon era mal visto por su condición de hijo ilegítimo, y Skule presentó su candidatura, junto con otros dos nobles.
Probablemente como compensación, recibió en 1237 el título de duque, en la primera ocasión que se utilizó tal dignidad en Noruega.
Ese título, sin embargo, no tenía gran significado, según el historiador Andreas Holm, pues su poder era cada vez más limitado.
El duque organizó ese año una insurrección y se hizo proclamar rey por sus seguidores en el Øreting, en Nidaros (hoy Trondheim).
Intentó aliarse con Canuto Håkonsson, un antiguo pretendiente al trono, pero éste se alineó en el bando del rey Haakon.
No obstante, Skule reunió un ejército contra Haakon IV y se dirigió al sur, hacia Bergen.
Invocando la paz de Dios, los sobrevivientes, entre los que se encontraba el mismo Skule, no pudieron ser perseguidos en el templo.
Permaneció escondido durante el invierno y luego se dirigió hacia Nidaros, con el propósito de organizar un nuevo ejército.
En corcondancia con el punto de vista clerical europeo, Haakon nombró como su sucesor a su hijo mayor, nacido en el matrimonio.
El célebre historiador islandés Snorri Sturluson se inclinó por Skule Bårdsson como su candidato para ocupar el trono durante una visita que realizó a Noruega entre 1237 y 1239.
El dramaturgo Henrik Ibsen compuso en 1863 la obra Los pretendientes, en la que se aborda la rivalidad entre Skule y Haakon IV.