Sepulcro del Cardenal Tavera

Ambos maestros declararon que el sepulcro del cardenal Tavera «cumplía y aún mejor» con lo estipulado comparándolo con el de Cisneros.

[2]​ Se pidieron los mármoles a Carrara, siendo el proveedor Juan de Lugano, quien en 1557 se comprometía a traer: Trabajó en esta obra Berruguete hasta 1561, poco antes de su fallecimiento, ocurrido en una habitación del mismo Hospital, por lo que se considera la última obra de este escultor.

En el lado de los pies se ve la Imposición de la casulla a san Ildefonso y en el otro medallón del testero está labrada una Caridad acogiendo a tres niños, magnífica talla que recuerda obras florentinas.

Encima de este segundo piso del monumento funerario se puso la imagen yacente del cardenal con vestiduras pontificales realizadas con sencillez y sólo grabados recamados en la mitra y en la capa dalmática; también los almohadones muestran únicamente un ligero adorno.

Las manos de la imagen del difunto a diferencia de las del cardenal Cisneros que las tenía orantes sobre el báculo, aquí Berruguete las pone caídas y crispadas.