Segundo gobierno de Fernando Belaúnde

Culminada la Asamblea Constituyente y puesta en marcha la Constitución de 1979, Morales Bermúdez convocó a elecciones presidenciales en 1980, en las que ganó con comodidad «el mismo hombre que los militares habían sacado casi arrastrando del Palacio de Gobierno y cuyo régimen había denigrado largamente desde 1968: el arquitecto Fernando Belaúnde Terry».En primer lugar, fueron los primeros comicios presidenciales que contaron con un verdadero sufragio universal, al consentirse el voto a los analfabetos.[5]​ El presidente saliente, Francisco Morales Bermúdez, implantó una jurisdicción militar para evitar cualquier tipo de represalias en los actos oficiales y manifestó que no asistiría a dichos eventos.Análogamente, su impopularidad subió en gran medida: 45 %, como si los resultados se hubieran invertido respecto al año anterior.Sin embargo, en octubre del mismo año, la aprobación se recuperó y subió hasta los 33 %, pero la desaprobación no sufrió ningún cambio.En 1983, la reputación del presidente se vio afectada negativamente otra vez, y de manera significativa.En tal texto Blume expresa con palabras eufóricas su experiencia de votar por Belaunde y su apoyo al gobierno en las etapas más duras por las que pasó.Sin embargo, surgió un debate sobre cuál debería ser su orientación, tanto en ideología y en la manera de cómo llegar al poder.siempre estuvieron atentas a las acciones que los gobiernos democráticos han realizado, sobre todos desde la segunda mitad del siglo XX.Respecto a la lucha contra Sendero Luminoso, Cotler señala que Belaúnde definía al problema terrorista como un simple levantamiento, el cual podía ser solucionado con el envío de policías a la zona de ataque.Sin embargo, la situación empeoró y el presidente tuvo que aceptar la gravedad del problema.La actitud del Poder Ejecutivo fue de constante apoyo para que las Cámaras Legislativas pudieran cumplir con su labor fiscalizadora.Se reanudaron las negociaciones con el Fondo Monetario Internacional tras las grandes sumas que acumulaba la deuda externa nacional.[18]​ De esta forma, el Perú queda estancado en una crisis económica cada vez más aguda; no obstante, Belaúnde lograría terminar los cinco años correspondientes.Por su parte, el gobierno central se encontraba en crisis debido al pago de la deuda externa, que incapacitan su accionar en la política social.Para comprender los orígenes del mismo es necesario explicar las diferentes divisiones que sufrieron las agrupaciones comunistas peruanas durante ese periodo.En 1970, el PCP-BR sufrió otra escisión debido a diferencias entre Saturnino Paredes y Abimael Guzmán.Esperaron la ocasión propicia para iniciar lo que llamaban la “lucha armada” o “guerra popular” y esa fue el retorno a la democracia.[24]​ La policía, que debía enfrentar tan inesperada amenaza, evidentemente no estaba preparada para responsabilidad de tal magnitud.Este hecho agravó mucho el conflicto, pues los uniformados, en la práctica sin control civil, se entregaron a una brutal campaña represiva que costó miles de vidas, las que se sumaron a las víctimas, más numerosas, de Sendero Luminoso.El historiador Héctor López Martínez, que por entonces era viceministro del Interior, dice al respecto: «Sería absurdo negar que hubo excesos aislados de parte de las fuerzas del orden, pero en el gobierno del presidente Belaúnde no hubo ninguna directiva que diera luz verde a la llamada “guerra sucia”, es decir, a que se procediera sin ningún miramiento y sin tomar en cuenta el costo social que, por desgracia, terminó siendo muy alto.»[27]​ Fue precisamente a partir de 1983, cuando Sendero Luminoso, en respuesta a la represión militar, intensificó su campaña, imponiendo un terrorífico régimen de violencia extrema en el sur andino y asesinando indiscriminadamente a miles de campesinos, profesionales, comerciantes y autoridades locales.Los hechos más graves sucedidos en este tiempo fueron: Belaúnde parecía tener presente lo ocurrido en su primer gobierno, cuando surgieron las guerrillas del MIR, que las Fuerzas Armadas liquidaron rápidamente.Muchos creían que el líder senderista estaba en las serranías, dirigiendo la lucha armada; sin embargo, como después se comprobó, siempre estuvo en la capital peruana, viviendo en barrios residenciales.Se fueron expandiendo por todo el país, pero siempre serían vistos como una amenaza secundaria a comparación de Sendero Luminoso.[35]​ Apenas tomó posesión del gobierno, Belaúnde se enfrentó a esta crisis, que se originó en enero de 1980 cuando 24 cubanos que buscando escapar del régimen impuesto por Fidel Castro en Cuba, ingresaron violentamente en un autobús a la Embajada de Perú en La Habana.Al cuarto día, en el Callao, recibió una multitudinaria acogida donde bendijo a enfermos y minusválidos.Sin embargo, cuando los argentinos atacando con una sofisticada tecnología aérea, lograron destruir el Schefield, se abrió nuevamente las conversaciones para un acuerdo de paz.Bajo este gobierno estallaron diversos escándalos de corrupción, como los casos Guvarte, Vollmer, Bancoper, Mantaro-Pachitea y Villa Coca.[37]​ Pese a la crisis económica y la violencia terrorista, el gobierno pudo realizar un vasto plan de obras públicas.Creó las Corporaciones Departamentales de Desarrollo (CORDES), veinticinco en total (cada una por un departamento, más la provincia constitucional del Callao).
«El pueblo lo hizo», era la frase que solía repetir Belaúnde al contemplar las obras realizadas por los pobladores con la ayuda de su gobierno, mediante el esquema de Cooperación Popular, que rescataba la antigua práctica de la minka incaica. Huari , Áncash .