Allí fue donde en los siglos II a. C. o I a. C. se establecería un santuario y centro de curación.
Este santuario fue asimilado más tarde por los romanos, construyendo dos templos, un recinto de columnas y otras estructuras relacionadas con los manantiales y unas especies de piscinas donde los fieles podían sumergirse.
Los peregrinos son representados a menudo en estatuas y relieves llevando ofrendas a la diosa, incluyendo dinero, fruta o su mascota preferida, ya sea un perro o un pájaro.
Se han encontrado diferentes estatuillas votivas con esta representación a lo largo del Sena.
En siete de ellas es invocada como Deae Sequanae y en otra como Secuanae.