La sacra imagen es venerada en la Catedral-Basílica del Cusco en el Perú, en donde acoge la profunda y testimonial reverencia de todas las clases sociales.
La cabeza es de maguey, mientras que los pies y las manos están hechos con madera balsa, materiales comunes en la región andina.
Por lo tanto se considera que el Taytacha de los Temblores es autóctono y original.
[cita requerida] Al oír tal cosa, mandó esculpir en Sevilla la imagen de un Santo Cristo de gran talla y belleza, pero distinto a los que veneraban en España; este debía tener color cobrizo y fracciones que les permitieran a los indios reconocerse en la propia imagen.
Se sosegaron las aguas, cedió el viento y en gratitud por su mediación salvadora le llamaron Señor de las tormentas.
[5] Una vez en el puerto del Callao, la imagen debía ser transportada al Cusco, encomendándose la tarea a un conocido arriero español.
Así, para cumplir su compromiso, el arriero mandó hacer secretamente otra imagen, obra que fue encomendada a un imaginero indio de la zona y fue este otro Santo Cristo el que entregaron a la Catedral del Cuzco.
A un tiempo la gente sacó en procesión al Cristo negro, que hasta entonces estaba olvidado en su altar, y el movimiento fue detenido coincidentemente.
Una vez finalizada la bendición, la sagrada imagen ingresa de espaldas a la Catedral y lentamente se cierran sus puertas, dando por terminada la celebración hasta el año siguiente.
En años recientes comenzó a ser transmitida vía Facebook, donde las personas pueden dejar sus intenciones.
Sin embargo, dicha tradición no se ha mantenido, aunque lo usual es que los fieles inclinen la cabeza para recibir la bendición mientras rezan una oración.
Una pequeña comitiva de personas estuvo presente en la Catedral, previa prueba molecular negativa.
Para estas fechas, se traslada a la venerada imagen al Altar Mayor, dejando dispuesto el Retablo del Taytacha para su limpieza y mantenimiento.
José María Arguedas narra, en su novela autobiográfica, Los ríos profundos, de la llegada del niño Ernesto con su padre al Cusco y la visita a la catedral.