Saqueo de Prato

[2]​ Para evitar que Florencia fuera también saqueada, la ciudad se rindió sin luchar el 14 de septiembre.

El descontento popular por esta entrega produjo una revuelta, que expulsó a Piero y fue aprovechada por fray Girolamo Savonarola para hacerse con el poder e instaurar un gobierno teocrático.

Los florentinos prepararon su defensa y advirtieron también a los ciudadanos de Prato, ya que su ciudad también estaba en peligro.

Cuando los soldados españoles se concentraron en la puerta dal Serraglio (llamada entonces al Travaglio), lograron abrirse paso pero los ciudadanos evitaron la entrada en la ciudad.

El día en que la ciudad fue reconquistada, Giovanni de Medici hizo su entrada triunfal junto a su hermano Giuliano si bien en cartas al papa Julio II mostraron su pesar por todo el horror que tuvo lugar.

Por los dos hombres se estableció un rescate de mil ducados, y su padre Gherardo intentó conseguir el dinero.

En Bolonia fueron vendidos a Francesco Frescobaldi, comisario del papa Julio II.

Como el dinero del padre no llegaba, fueron revendidos a los españoles.

El saqueo es citado por Guicciardini también en Della istoria d'Italia donde cuenta cómo el ejército español entró en Prato saqueándola con violencia.

Después del saqueo, los habitantes no tenían bienes de primera necesidad para poder sobrevivir, y por ello el comisario Gherardi obligó, a través de un bando, a Florencia y los demás territorios de la Signoria a revender los bienes que habían adquirido durante el saqueo, al precio al que los habían comprado.

En los años siguientes se desarrolló e interiorizó en la población un fuerte sentimiento religioso, dirigido hacia el culto a la Virgen.

Además, durante 14 años la población tuvo 40 000 ducados para proveer la distribución de grano, vino y dinero a los más necesitados.