[2] Según algunos autores, el rey Enrique IV le llegó a conceder el título de conde de Monterrey en 1474,[3][4] si bien el historiador gallego Vasco de Ponte la registra como una auto-intitulación desprovista de cualquier legitimidad real.
[6] En 1483, durante la guerra granadina, participó en la toma de Tánger con doscientas sesenta lanzas y sirvió en el cerco de Cantalapiedra y Pirona.
La primera en 1480, donde deja por heredera universal a su hija Francisca de Zúñiga[10] y reconoce su responsabilidad sobre diversos actos violentos y delictivos en los que fueron afectados instituciones eclesiásticas —como el monasterio de Sobrado o los obispados de Lugo y Orense—, otros nobles —el conde de Rivadavia— y su propia familia —su hermana María, su primo Fernando o su esposa Teresa, a la que confiesa haberle sido infiel y tener «muchas veces malignos pensamientos e procurar de los poner e obrar contra ella y así injuriandole con soberbia e mala intencion»—.
[13] En él, además confirmar la sucesión en Francisca de Zúñiga[14] y volver a reconocer su comisión en actos violentos del pasado,[13] dispuso dotar tres hospitales de peregrinos (el de Sainti-Spiritus de Mellid, otro en Leboreiro y un tercero en Ulloa) y pidió que su cuerpo se depositase en el monasterio de Santa María de Sobrado, en una sepultura baja donde figurasen las armas de sus padres (Ulloa y Castro).
[1] Con ella tuvo a su única hija y heredera, Francisca (m. 1526), que contrajo matrimonio en primeras nupcias con Diego de Acevedo y Fonseca, señor de Babilafuente, y en segundas con Fernando de Andrade das Mariñas, I conde de Andrade.