San Borja del Yí

En él habitaron desde 1833 hasta 1843, año en que fue desmantelada, los 8.000 guaraníes misioneros que acompañaron a Fructuoso Rivera luego de la reconquista de las Misiones Orientales, cuyo territorio fue entregado al Brasil.

Primero, en 1828, siguiendo en un segundo éxodo al General Rivera, desde las misiones ocupadas por el Brasil, se asentaron en lo que es hoy la población de Bella Unión a orillas de la desembocadura del río Cuareim en el río Uruguay.

El porqué del genocidio puede situarse en esta misiva de Bernardino Arrúe, Jefe Político de Durazno, dirigida al Ministro de Gobierno de la República; "Los indígenas borjistas, sin ocupación ni ejercicio alguno están entregados a la ociosidad y se alimentan con la rapiña y el pillaje; todo género de atentados se cometen en esta aldea, como licenciosos e insubordinados no respetan ni el pudor ni la moral; bailes, torneos, fiestas, borracheras y peleas, es la ocupación diaria y conocida de estos habitantes" Carta del cura José Joaquín Palacios al vicario apostólico del Estado, Juan Dámaso Larrañaga; "...Los indios acostumbraban muchas fiestas, principalmente las de Semana Santa y en todas ellas se vestían con los ornamentos sagrados y descalzos se presentaban al altar para celebrar con Vasos Sagrados las ceremonias de la Misa, menos, dicen ellos, el consagrar, aunque toman vino en el cáliz (..) en estas misas se oía todo género de desatinos dichos con devoción, y la Semana Santa anterior sirvió de Comedia a muchos mozos del Durazno, pero uno de los celebrantes salió tan bien dispuesto de la función del Viernes Santo que degolló en esa noche a otro indio...".

Los cuerpos fueron hallados en la primera luna llena después del suceso.

En el mismo paraje San Borja del Yí, existen un par de placas conmemorativas.

Firman la placa; CARLOS ENCISO CHRISTIANSEN Intendente de Florida y DRA.