Síndrome neuroléptico maligno

Se ha descrito con casi todos los fármacos neurolépticos aunque es menos frecuente con los más recientes (los denominados atípicos).En la gran mayoría de los casos sucede en las dos semanas siguientes tras iniciar el tratamiento o aumentar su dosis.No hay pruebas complementarias que confirmen el diagnóstico, aunque suelen ser útiles para descartar otros procesos y complicaciones.Sin embargo, son útiles para el diagnóstico la elevación de los enzimas musculares y la leucocitosis.El tratamiento consiste en la retirada inmediata del fármaco desencadenante y otras medidas de soporte vital.La mortalidad es elevada pudiendo aproximarse al 20%, principalmente si se retrasa la instauración del tratamiento.Aunque los neurolépticos llamados de máxima potencia (haloperidol, flufenazina) han sido los más frecuentemente asociados a la aparición del SNM, otras drogas tales como la levodopa, cocaína, clozapina, carbamazepina, amoxapina se han relacionado con la aparición del síndrome.El aumento del tono muscular de la orofaringe puede causar disartria, disfagia y sialorrea.No todos los autores coinciden en que la elevación de la CPK sea un criterio mayor.La monitorización de las funciones respiratoria, cardíaca y renal es aconsejable y se puede precisar el apoyo ventilatorio y el empleo de diálisis en ocasiones es necesario debido a la insuficiencia renal, aunque se debe tener presente que los neurolépticos no son drogas dializables debido a su fuerte unión a las proteínas sanguíneas.En muchos casos el tratamiento de soporte es suficiente y el síndrome tiende a evolucionar espontáneamente hacia la curación sin secuelas , pero la letalidad potencial del síndrome ha hecho que muchos investigadores estudiaran la posibilidad de un tratamiento activo.Entre las complicaciones descritas podemos citar como más frecuentes: La mortalidad en décadas pasadas era del 20-30%.