Tras un primer intento fallido, escogieron un lugar a orillas del río Moore, que bautizaron como Nueva Nursia (New Norcia en inglés), en honor del santo fundador de su orden, Benito de Nursia.
En 1848, fray Rosendo Salvado regresó a Europa a fin de obtener fondos y vocaciones para su misión, llevando con él dos jóvenes aborígenes, Joseph Conaci y Francis Dirimera, que puso en custodia de la abadía de Trinità della Cava.
Entretanto, Brady expulsó de Nueva Nursia a su compañero Serra.
Fray Rosendo asistió también a un capítulo general de la orden benedictina.
La reina Isabel II lo propuso para el obispado de Lugo, pero Salvado rehusó.
Mantuvo desavenencias con Serra, que para entonces era el nuevo obispo de Perth.
Al finalizar el concilio, Salvado regresa a Australia.
En 1882 emprendió otro viaje a Europa, visitando de nuevo Galicia.
En el mes de diciembre, en Roma, comenzó a sentirse mal, sin que lograra recuperarse.