Aunque tenía sólo nueve años de edad cuando su padre murió y él le sucedió en el ducado bajo la regencia de su madre (hasta 1334), fue un príncipe guerrero, tomando parte en cuatro guerras separadas en Lorena, Francia, Bretaña, y la península ibérica.
En 1337, el conde Enrique IV de Bar rechazó prestar homenaje por unos pocos señoríos que retenía y que eran del duque.
Rodolfo se vio obligado a devastar Pont-à-Mousson y sus alrededores.
Para entonces, los lazos de Lorena con Francia se habían fortalecido.
Iban a hacerse más fuertes bajo el medio-Habsburgo Rodolfo.