Revolución egipcia de 1952

Este golpe de Estado tuvo tanto repercusiones inmediatas —como la abdicación del monarca, el rey Faruq— como consecuencias más insertas en la larga duración, espacio en el que se concretó el establecimiento de todo un nuevo régimen egipcio.

Las medidas revolucionarias, destinadas en un primer momento a acabar con la presencia británica en el país y al modo de gobierno que ésta había impuesto en Egipto, terminaron por no limitarse a este primer cometido.

Tanto el desarrollo del entramado institucional e ideológico llevado a cabo hasta 1956 —año en que se considera que la Revolución terminó de estar plenamente asentada—,[2]​ como el reconocimiento externo que fue recibiendo el nuevo régimen hasta tal fecha, explican la importancia de este acontecimiento histórico, el cual traspasó, en significación, sus fronteras nacionales.

[12]​ La Hermandad, asociación que había conseguido sacar a la luz las contradicciones del régimen parlamentarista —bajo las directrices de una élite que lo rentabilizaba a título personal— presente en Egipto durante esta época,[13]​ quedaba ahora condenada a la proscripción y persecución, al igual que los socialistas y comunistas de la época, una situación que no se revirtió de forma inmediata al firmarse los armisticios de la guerra entre los distintos gobiernos árabes y los israelíes.

[17]​ Por primera vez en dos mil años, desde la época de los faraones, Egipto pasaba a estar gobernado por egipcios.

Habían sido miembros de la misma promoción, sirviendo juntos en puestos militares y llegando, incluso, a forjar amistades entre ellos.

[20]​ Fue en ese momento en el que tanto Anwar al-Sadat, como el propio Naser, se unieron a los Hermanos Musulmanes, mientras que otros se unieron al Mist al-Fatat y otros a grupos del ala izquierdista.

[21]​ La escena política a la que tuvieron que hacer frente en un primer momento los Oficiales Libres estaba dominada por palacio, latifundistas, británicos y el Partido Wafd, todos ellos actores ya desacreditados por su participación en el régimen anterior[21]​.

[30]​ Su objetivo era limitar la propiedad, expropiando e indemnizando a los propietarios, así como tratar de distribuir a los campesinos, en un plazo de cinco años, las tierras expropiadas, conformando cooperativas agrícolas para estos pequeños propietarios.

[33]​ El año 1952 también fue conocedor de cambios significativos en lo que respectaba a la organización sindical en Egipto.

[37]​ Con base en lo anteriormente mencionado, se observa cómo el sindicalismo en Egipto, desde la fecha en que se produce el golpe militar de los Oficiales Libres, ve retroceder sus avances anteriores y enconar su futuro en un callejón sin salida, una situación, esta última, que se prolongará hasta mucho después de la Revolución de 1952 y del régimen naserista.

[24]​ Este comunicado permitía así que desde entonces —durante un periodo transitorio— los diferentes poderes del Estado pasaran a estar ostentados por el gobierno.

[44]​ El destacado carisma de Abd al-Naser contribuyó a legitimar este nuevo régimen, así como a asegurar su ascenso dentro del Consejo de la Revolución, posibilitándole construir un sistema político basado en el presidencialismo.

[46]​ Fue así como, casi un año después del inicio de la Revolución, surgió la nueva República.

[48]​ Esta postura frente a los Hermanos fue defendida por el propio Naser, quien resaltó, ante el ministro del Interior de la época, Soleimán Háfez, la gran participación que había tenido la asociación en el movimiento revolucionario.

[51]​ El combate por el poder entre los Hermanos y el nuevo régimen fue una constante durante este periodo, ya que ambos consideraban propia la Revolución iniciada en 1952.

[50]​ Naser y el Consejo del Mando de la Revolución parecieron ceder ante las medidas tomadas por Naguib.

Sin embargo, durante ese mismo mes, el Consejo llevó a cabo toda una campaña de propaganda —especialmente entre los sindicatos obreros— en contra de la reinstauración del sistema parlamentario, defendiendo que dicha reinstauración implicaría un retorno al régimen anterior.

[56]​ Tras este acontecimiento los sindicatos obreros (los cuales habían vencido importantes resistencias en su seno) convocaron una huelga general.

[63]​ En marzo de este mismo año, la censura en materia periodística que se había instaurado en 1939 fue levantada.

[33]​ El desarrollo de este acontecimiento sirve de ejemplo para ilustrar el proceder del régimen durante su existencia en lo que respectaba a intelectuales, periodistas y personalidades que consideraba “recuperables”, a los cuales castigaba sin excesivo rigor, dándoles la oportunidad, así, de retornar al seno del régimen.

El poder legislativo pertenecía a una Asamblea elegida (renovada cada cinco años) según esclarecía el artículo 65 de la Constitución.

[79]​ Ninguna ley podía ser promulgada sino había sido aprobada por la Asamblea -donde debían estar presentes la mayoría de sus miembros, y en algunos casos, obtener mayoría absoluta-; y un diputado, o varios, podían presentar un proyecto de ley a la Asamblea si éste antes había recibido la autorización de una comisión encargada para ello.

[80]​ La clave del sistema, sin embargo, se hallaba en el último capítulo de la Constitución (Disposiciones transitorias y finales) en el que quedaban establecidas tres cuestiones de especial relevancia: que los ciudadanos constituían la Unión Nacional dirigida a realizar los objetivos de la Revolución y a coordinar los esfuerzos para levantar una Nación sana, política, social y económicamente; que la Unión Nacional designaría a los miembros de la Asamblea Nacional; y que la manera en que se constituiría esta Unión, sería a través de la decisión del Presidente.

[85]​ La nacionalización del Canal de Suez y la posterior victoria política egipcia frente a la coalición tripartita marcaron un antes y un después en la legitimación de Naser como máximo dirigente del país.

[85]​ Esta legitimación fue reforzada por su carácter carismático, el cual, junto a distintos otros éxitos —considerados como tal por los egipcios— reforzaron su popularidad y papel como líder indiscutible[86]​ de una Revolución, que, a partir de aquel momento, se consideró plenamente asentada.

En lo que respecta al ámbito literario, cabe señalar la existencia de novelas —de distinto origen— que ambientan su trama en el año 1952 (o inmediatamente anterior a éste), reflejando lo ocurrido en El Cairo a partir de aquel año.

“City of Love and Ashes” [87]​ —obra originalmente árabe, traducida al inglés— es un buen ejemplo del tipo de novela descrito con anterioridad.

Lo sucedido en Egipto a raíz del golpe de los Oficiales Libres no sólo se ha reflejado en el ámbito literario.

La industria cinematográfica también se ha venido haciendo eco del acontecimiento, pudiéndose destacar, entre otros, los títulos nombrados a continuación: “Allah Ma’ana” [89]​, “El Kahera 30” [90]​, “Ghroub W Shorouk” [91]​, Rod Qalby[92]​, “El Nasser 56” [93]​, “Fe Baitona Ragol” [94]​ o Bedaya W Nehaya[95]​.

Sello egipcio que conmemora lo ocurrido el 23 de julio de 1952
Fragmento extraído de la obra de Naser , traducida al castellano.
Sello egipcio que hace alusión al día en que se realizó el golpe de Estado de 1952.
Archivo:Naguib, destituido de todos sus cargos. Diario la vanguardia.png
El diario la Vanguardia notifica, a día 16 de noviembre de 1954, la destitución del general Naguib en Egipto
Sello egipcio donde aparece al-Azhar.
Archivo:Portada novela Yusuf Idris.png
Portada de la novela titulada "City of Love and Ashes", en su versión inglés. Obra del novelista Yusuf Idris