[2] En esa etapa de invisibilidad casi total, Carlos Boccardo diseñó el logotipo que la revista mantuvo desde entonces; Hugo Vezzetti y María Teresa Gramuglio participaron desde las primeras reuniones y Jorge Sevilla prestó su nombre para que la publicación no saliera en las condiciones de un sospechoso anonimato.
[3]A partir de 1983, la revista se amplió, incorporando intelectuales que retornaban del exilio, y, entre ellos, sumó a su Consejo de Dirección a José Aricó y Juan Carlos Portantiero.
La revista fue diseñada en sus primeros años por los artistas plásticos Carlos Boccardo y Juan Pablo Renzi.
[8] Asimismo, propuso una lectura nueva del canon literario argentino, reinterpretando producciones históricas como las de Domingo Faustino Sarmiento y Jorge Luis Borges, replanteando el lugar de instituciones como la revista Sur y valorizando escritores contemporáneos como Juan José Saer.
En la revista tuvieron lugar importantes reflexiones sobre la democracia política y la memoria del terrorismo de Estado.