Repostería de Chile

Los orígenes del desarrollo repostero en el país se remontan a la época del Chile colonial —entre los siglos XVI y comienzos del XIX—, donde se le atribuye a las religiosas de la Iglesia católica, la creación y elaboración de las primeras recetas de dulces en los conventos y claustros.

[1]​ De allí proviene la expresión «hecho con mano de monja», comúnmente usada en el español chileno, haciendo alusión a aquella persona que tiene dotes o habilidades para cocinar con exquisitez.

En aquella época, era común que algunos platos hayan sido introducidos al Reino de Chile desde el Virreinato del Perú, del cual pertenecía administrativamente bajo el dominio de la Monarquía Hispánica.

[4]​ La cultura chilena del té se encuentra bien arraigada de manera transversal en la sociedad nacional, llegando a ser los chilenos los mayores consumidores de este brebaje en todo el continente americano.

Ya en el siglo XXI fueron aperturándose las «teterías», como se conocen las casas de té en ese país, para diferentes tipos de audiencias y con productos gourmet o premium, como algunas delicatessen para acompañar y quienes junto a las cafeterías, ofrecen diversos platos de repostería nacional e internacional.

Calzones rotos , un tipo de dulce frito típico de la cocina chilena
Sopaipillas pasadas en chancaca
Pajaritos bañados en merengue y sin decorar