La República Soviética Húngara (en húngaro: Magyarországi Tanácsköztársaság), oficialmente República Soviética Federal Socialista de Hungría[1] (en húngaro: Magyarországi Szocialista Szövetséges Tanácsköztársaság) fue un régimen comunista en Hungría, instaurado por la unión del Partido Socialdemócrata y el Partido Comunista en la primavera de 1919, ante la grave crisis interna en el país.[2] Incapaz de alcanzar un acuerdo con la Entente que mantenía el bloqueo económico a Hungría, acosada por los países vecinos por disputas territoriales y embarcada en un profundo cambio social interno, la república fracasó en sus objetivos y quedó abolida a comienzos de agosto.[4] Su principal figura fue el comunista Béla Kun,[2] a pesar de que la mayoría del nuevo Gobierno era socialista.[22] El nuevo Gobierno no logró, sin embargo, resolver los graves problemas del país, entre los que se contaban un creciente desempleo, una gran inflación y la hambruna en las ciudades.[63] Esa misma noche, Kun, liberado, se reunió en la antigua sede de los socialdemócratas para formar el nuevo gabinete.[71][72][51] La convivencia entre ambos grupos no fue fácil,[73][74] estando los socialistas más dispuestos a realizar concesiones ideológicas, mientras que su fracción más moderada —entre los que se contaba el futuro primer ministro Gyula Peidl— exigió ya el 2 de mayo la abolición de la república soviética.[75] Tras la caída de la república en agosto, las diferencias entre socialistas y comunistas por la responsabilidad del fracaso se agudizaron.[67][81] Tras rechazar negociar con Károlyi, la proclamación de la república soviética hizo que la Entente se apresurase a enviar un representante para tratar con Kun.[84][85] A pesar del envío de Smuts, las potencias siguieron sin reconocer al Gobierno soviético húngaro.[87] Smuts añadió que la línea no se consideraría frontera definitiva, prometió el fin del bloqueo al país y su invitación a la conferencia de paz.[8] Presentó además una contrapropuesta basada en el trazado del armisticio de Belgrado,[85] que Smuts se negó a estudiar.[90] Kun disolvió inmediatamente los consejos de soldados, a pesar del apoyo que le habían brindado para llegar al poder, y se comenzó a nombrar comisarios políticos y tribunales militares revolucionarios para intentar poner orden en las desorganizadas fuerzas armadas.[92] Por otra parte, el anticomunismo de los países vecinos no era más que una excusa para justificar la expansión territorial.[95] Las fuerzas húngaras carecían de reservas y se enfrentaban además a unidades serbias en el sur.[96] El 20 de abril, los rumanos alcanzaron Nagyvárad y tres[98] días más tarde ocupaban Debrecen.[113][11][114] La campaña había costado unas cuatro mil quinientas bajas a las fuerzas húngaras según cálculos franceses.[109] Por otra parte, para entonces el avance húngaro había perdido fuerza y hubiese sido complicado mantener la ofensiva.[119] Habiéndose negado Clemenceau a ordenar la retirada rumana que esperaban las autoridades de Budapest, estas decidieron lograrlo por la fuerza.[122] El 30, las unidades rumanas habían establecido sus primeras posiciones más allá del Tisza y avanzaban de manera imparable hacia la capital húngara.[117][123][118] El Gobierno soviético ruso no pudo detener esta vez a los rumanos, como había hecho en mayo mediante un ultimátum.[92] Estas medidas progresistas y su autoritaria aplicación alienaron a las clases privilegiadas, sin por ello ganar para el Gobierno las simpatías del proletariado urbano o de los campesinos pobres.[133] Sus medidas hacia la juventud, por otra parte, apenas recibieron críticas y se basaron en modernas publicaciones pedagógicas.[141] Se creó un impuesto para los propietarios no trabajadores, cuyas casas y mobiliario quedaron nacionalizados —no así los de los trabajadores—.[71] A pesar de que las amplias medidas nacionalizadoras otorgaron grandes ingresos al nuevo Gobierno, este fracasó en su administración.[153] Esta reforma burocratizada, ineficaz, que no tuvo apoyo de los campesinos, finalmente fracasó y restó mucho respaldo[152] al nuevo régimen entre la población rural.[157] A comienzos del siglo XX, Hungría era una región fundamentalmente agrícola y subdesarrollada; el 60 % de la población era campesina.[160] Para muchos otros, sin embargo, la decisión de no repartir las tierras expropiadas causó desilusión con el régimen soviético.[168] Las exiguas unidades que finalmente se pusieron en marcha no pudieron cumplir sus objetivos y fueron avasalladas en pocas horas.[168] Como consecuencia del levantamiento, sin embargo, varios socialistas abandonaron el Gobierno, que se redujo de treinta y seis comisarios a once.[176][175] La noche del 2, las fuerzas rumanas se encontraban ya a solo 20 km de la capital y la tarde siguiente[14] las primeras unidades entraban en Budapest.
Regreso de soldados del frente. La nueva
república popular
hubo de afrontar la desmovilización de cientos de miles de hombres en medio de una grave situación económica.
Orador comunista durante la
república popular
. La polarización política que llevó al auge de los comunistas húngaros se debió a la incapacidad del Gobierno de mejorar la situación política y económica de la posguerra.
Manifestación en Budapest a finales de 1918. Las protestas se multiplicaron en la capital, atizadas por el Partido Comunista.
Proclamación de la república soviética en las escalinatas del Parlamento húngaro.
Béla Kun
en el centro, con camisa clara.
Cartel de la época con miembros del nuevo Consejo de Gobierno. El grueso de los más de treinta comisarios eran socialistas, pero muchos de los vicecomisarios eran comunistas. La principal figura del Gobierno era su comisario de Asuntos Exteriores, el comunista
Béla Kun
.
Ilustración publicada en la revista radical estadounidense
The Liberator
en mayo de 1919.
El general sudafricano
Jan Smuts
, representante oficioso de la
Entente
ante el nuevo Gobierno soviético, no logró alcanzar un acuerdo con este.
Unidad de marinos partidaria de la república soviética. El grueso de las tropas era, sin embargo, de extracción campesina.
Propaganda con los avances del ejército rojo en Eslovaquia, 1919.
Discurso de
Béla Kun
en
Kassa
el 10 de junio, días después de capturar la ciudad. La retirada militar de Eslovaquia por exigencia de la
Entente
supuso un duro revés para la moral de las tropas.
Cartel de reclutamiento de la república soviética. Los intentos de reforzar las unidades militares a finales de julio para detener el avance rumano resultaron vanos.
Cartel de propaganda, característico del gran esfuerzo gubernamental por publicitar sus medidas.
József Cserny y algunos de sus «chicos de Lenin», una banda de cerca de doscientos hombres armados, sin control del Gobierno, que extendieron el terror por el país, causando el desprestigio de la república soviética entre parte de la población.
Tropas fieles al Gobierno enfrentándose a los rebeldes durante el intento de golpe de Estado del 24 de junio de 1919, aplastado en pocas horas.
Tropas rumanas entrando en Budapest a comienzos de agosto, pocos días después de la abolición de la república soviética.