Se abolió entonces la república volviéndose a instaurar la monarquía que permaneció hasta 1944 en manos de un regente.
[11] Los franceses mantuvieron una actitud ambigua respecto del Gobierno contrarrevolucionario creado por indicación suya el 5 de mayo de 1919 en Arad presidido por el conde Gyula Károlyi y protegido por sus tropas.
[13] Sin embargo, el escaso tamaño del Ejército Nacional no inquietó a Budapest.
[17] Sus objetivos y sus modos, claramente reaccionarios, hacían que su atractivo se limitase a una clase social restringida: nobleza, baja nobleza, oficiales y funcionarios, especialmente a los refugiados de estas categorías.
[19] Béla Kun había cedido el poder a un Gobierno exclusivamente socialista moderado.
[30] La independencia ansiada por parte de la nobleza y la burguesía de origen noble (no comercial o industrial en su mayoría) magiares trajo, sin embargo, grandes cambios políticos, sociales y económicos que les fueron desfavorables.
[4][35] Allí se reunieron con otros refugiados que huían no del Gobierno comunista de Budapest, sino de los territorios arrebatados por los países vecinos, donde las antiguas minorías habían tomado el poder político.
[35] Para los refugiados la «crisis nacional» debía tener prioridad sobre cualquier reforma social o económica, a las que en general se oponían.
[37] Faltos de asistencia, cobijo, alimento y ocupación, los refugiados se convirtieron pronto en elementos radicales que exigieron el regreso a su anterior situación.
[40] La aristocracia, la nobleza convertida en funcionarios y los oficiales del Ejército controlaban la política de los refugiados tanto en Austria como en Szeged.
[8] Lo dirigía el conde transilvano Esteban Bethlen,[7][46][35][41] y la gran mayoría de sus líderes eran aristócratas.
[8] La sede del comité se instaló en un palacio de un noble austriaco con intereses personales en Hungría y favorable al movimiento.
[50] Tras este revés, los contrarrevolucionarios iniciaron conversaciones con los grupos de ultraderecha austriaca para recabar su apoyo, además de fomentar un movimiento separatista esloveno en Prekmurje que les pudiese servir más tarde como base territorial donde instalarse.
[10] Al comienzo la ciudad quedó regida por el antiguo ayuntamiento, que incluía a liberales y judíos.
[12][53][46] La composición original también había quedado bajo control francés: debía ser moderado, anticomunista y de coalición, incluyendo a los liberales.
[54][20] El 31, el Consejo de Ministros prometió celebrar elecciones con sufragio universal y establecer un Gobierno constitucional, lo que no le sirvió para granjearse la confianza de los franceses que, no obstante, toleraron su existencia.
[56] Los franceses no reconocieron al nuevo Gobierno del conde[52][8][46] Károlyi —al que tildaban de reaccionario y en el que, sostenían, existían «elementos germanófilos»—,[57][58][20] restringieron[58] el crecimiento del nuevo Ejército y vetaron un ataque contra el Gobierno de Budapest, que los contrarrevolucionarios no podían realizar sin financiación y armamento franceses.
[13] El escaso tamaño del Ejército Nacional no inquietó a Budapest.
[61] Más tarde la actitud rumana se suavizó y Bucarest propuso la subordinación de las tropas de Szeged al Ejército rumano para luchar contra el régimen comunista, pero las negociaciones entre las dos partes fracasaron, a pesar del respaldo francés.
[61] Estos tampoco lograron mantener el carácter moderado del Gobierno, que se fue escorando a la derecha, en parte por la presión de los refugiados, radicales y opuestos a la cooperación con liberales y socialistas.
[63] La retirada en junio de los territorios eslovacos (la «Alta Hungría») puso en cuestión la capacidad del Gobierno para defender el territorio y alienó a parte de los refugiados, intelectuales y oficiales.
[65][20] Este fue expulsado de Szeged, pero Horthy mantuvo el control del Ejército al ser nombrado comandante en jefe[16] a la vez que perdía su ministerio.
[51] El nuevo Ejército, una formación al servicio de los intereses de la nobleza, tenía tres objetivos fundamentales:[17] Sus objetivos y sus modos, claramente reaccionarios, hacían que su atractivo se limitase a una clase social restringida: alta aristocracia, baja nobleza, oficiales y funcionarios, especialmente a los refugiados de estas categorías.
[17] Al comienzo, sin embargo, no se creyó necesario crear un gran ejército, ya que debían ser los Aliados quienes acabasen con el Gobierno de Béla Kun, siendo una fuerza testimonial suficiente para acompañar a aquellas.
[18] Formaban asimismo la sección más radical del movimiento contrarrevolucionario centrado en Szeged.
[19] Kun había cedido el poder a un Gobierno exclusivamente socialista, encabezado por Gyula Peidl[19] y controlado por la tendencia sindicalista del partido.
[75] Friedrich tampoco logró tomar el control del Ejército Nacional, que seguía firmemente en manos de Horthy, al que se nombró comandante en jefe del Ejército,[20] pero a quien no consiguió subordinar.
[87] Este se derechizó y comenzó a mostrar su respaldo al exalmirante.
[27] Por su parte, Horthy se convenció de la necesidad de eliminar a las bandas radicales terroristas que ya no le eran necesarias[93] y dificultaban el acuerdo con la aristocracia y la gran burguesía.
[95] Incluso logró alcanzar un acuerdo con los socialdemócratas que permitía sus actividades, muy restringidas, a cambio de grandes concesiones.