Renacimiento otoniano

El historiador alemán Hans Naumann fue el primero en aplicar el concepto de «renacimiento» para caracterizar el período otoniano.

En todo caso este período está más limitado que el renacimiento carolingio, y constituye sobre todo la prolongación de este último; esto llevó por ejemplo a Pierre Riché a preferir designarlo como un «Tercer renacimiento carolingio» dándose en todo el siglo X y llegando al siglo XI, siendo los dos primeros los que tendrían lugar bajo el reinado de Carlomagno propiamente dicho, y bajo el de sus sucesores.

[6]​ No se aprecia una mayor ruptura que marcaría el fin de la renovación carolingia.

El desarrollo cultural del Occidente cristiano estuvo efectivamente poco afectado por el Tratado de Verdun de 834 y por las invasiones vikingas: la partición del Imperio no tuvo mayores consecuencias sobre la vida escolástica e intelectual.

Los principales centros eran los mismos, aunque surgieron algunos nuevos, sobre todo en las regiones de actividad cultural creciente (Germania), Cataluña.

Simbolizando el control imperial sobre el papado, Gerbert desapareció un año después de que Otón III muriera en 1002.

[b 19]​[52]​ Fulbert retomó el ábaco de Gerbert y enseñó a sus alumnos geometría.

En sus poemas sobre los signos del zodíaco, también se refiere al astrolabio, y fue el primero en introducir de manera documentada la numeración árabe.

[54]​ Otoniano, el renacimiento del siglo X fue induscutiblemente debido al papel de los Otónidas en la renovación cultural, también en línea con la renovatio imperii y su inspiración carolingia: como ha señalado Pierre Riche, «les rois de Germanie, à l'imitation des Carolingiens, attirent et protègent les lettrés pour des raisons personnelles et politiques».

Su discurso inaugural, relatado por Richer, testimonia su amor por el estudio: Su matrimonio con la bizantina Teófano Skleraina también tuvo importantes implicaciones culturales: princesa cultivada, llegó acompañada por clérigos y artistas griegos, que construyeron en especial la capilla de San Bartolomé en Paderborn.

En la adolescencia, en 996, Otón III decidió atraer los servicios de Gerbert, quien dejó Reims y su tormentos.

Germania sigue siendo la más fértil en logros, gracias a la voluntad de los actores eclesiásticos.

Los focos monásticos y episcopales, ya mencionados por sus escuelas,[58]​ a menudo fueron también centros de creación artística o arquitectónica.

Brunon, arzobispo de Colonia (953-965) sostuvo una escuela y fundó el monasterio Saint-Pantaléon,, ampliado por sus sucesores; Teófano Skleraina fue enterrada allí en 991.

Sobre todo, Otón III quiso hacer de Roma su capital, aunque su muerte en 1002 no permitió que ese sueño tuviera éxito.

[a 16]​ En Inglaterra, después de Alfredo el Grande, la corte jugó un papel importante en la vida cultural e intelectual.

El rey Edgar también presidió en 970 la Regularis concordiae, regla única para el reino, que completó la reforma monástica.

Además, esta evolución también estuvo en la fuente de la fractura que pronto se notará entre el mundo monástico y la actividad escolar.

[c 3]​ Estos diferentes lugares reformadores respondían a una necesidad cuya urgencia se hacía sentir con una agudeza creciente.

Más al norte, la abadía de San Emerano, en Ratisbona, bajo el abad Ramwold (975-1001), comprendía una escuela dirigida por el monje Hartwich (formado en Chartres) cuyas enseñanzas se basaban en las artes liberales y un scriptorium que producía manuscritos de lujo.

[b 10]​ La Lotaringia se volvió rica en centros de estudios monásticos y episcopales.

[15]​ Wazon fue écolâtre en la ciudad antes de llegar a obispo en 1042, su sucesor fue Adelman, luego Francon, autor de un conocido tratado sobre la cuadratura del círculo[16]​ En Francia Occidental dominaban tres escuelas cada una dirigidas por un maestro célebre: Fleury, Reims y Chartres.

El abadiado de Gerbert en Bobbio (983-984) fue muy breve y perturbado por los problemas administrativos para que pudiera dar lugar a una educación exitosa.

[24]​ Sin embargo, las escuelas urbanas se desarrollaron desde alrededor del año mil, especialmente en Parma, donde fueron educados el prolífico Pedro Damián y Anselmo de Besate, autor de una Rhetorimachia[25]​ que después se fue a Alemania.

[a 6]​ Más al sur, las escuelas renacieron en Arezzo bajo el obispo Theodald, que acogió hacia el 1030 al famoso músico Guido de Arezzo, más conocido por su solmización y la invención de la «mano guidoniana».

[26]​ Italia formó a otros: Yves el retórico, el filósofo y dialéctico Drogon, o también al gramático Papias, cuyo glosario conoció un rápido éxito en Occidente.

[b 15]​ Nacido en Orleans, Abón fue llevado muy joven (antes del 950) por sus padres a la abadía de Fleury (Saint-Benoît-sur-Loire).

Residió en el monasterio inglés de Ramsey entre 985 y 987, pero regresó a Fleury para convertirse en su abad en 988.

En 1004, mientras se encontraba en el monasterio de La Reola para inspeccionar esa dependencia gascona fue asesinado por los monjes rebeldes.

La vida de Abón es especialmente conocida gracias a una biografía escrita por su discípulo Aimoin.

El Sacro Imperio en el año 1000. Reino de Germania Reino de Italia Estados pontificios Reino de Borgoña (independiente) Las marcas están sombreadas
El abad de abadía de Reichenau Witigowo (985-997), aquí representado, permitió a la abadía encontrar su rango en la producción de manuscritos de lujo. Purchard, Vie de Witigowo , Reichenau, folio 72r.
Los centros de estudio en Occidente a mitad del siglo XI
Representación de los Misterios del Universo en el Enchiridion de Byrthferth : el diagrama muestra los puntos cardinales, los cuatro elementos, las estaciones, las edades de la vida y los signos del zodíaco. (Inglaterra, ca. 1080, Oxford, St. John's College Library)
Eslavonia , Alemania , las Galia y Roma rinden homenaje a Otón III, Evangelio de Otón III, Reichenau , finales del siglo X , Múnich , Biblioteca del Estado de Baviera.
Egbert de Trèves representado en el Codex Egberti . Reichenau , finales del X , 10,3 × 13,3 cm , Treveris , Biblioteca nacional.
Representación estilizada de Abón en un manuscrito de las Categorías de Aristóteles y del De syllogismis hypotheticis de Abón ( Fleury , ca. 962–986, folio 62).