El reloj astronómico del Congreso de los Diputados es una obra realizada por Alberto Billeter entre 1854 y 1857.
En enero de 1858, recién terminado el reloj (su primera gran obra en España), Billeter escribió una carta al Congreso de los Diputados plasmando la deplorable situación en aquel entonces de la relojería en todo el país, los motivos que le llevaron a crear la pieza, y su intención de venderla al Congreso y fundar con el dinero recibido un gran establecimiento para la construcción de relojes:[1]: 13–14 Notorio es que el bello arte destinado a consignar la división del tiempo, se halla aquí en un lamentable atraso, no ciertamente por falta de ingenio y habilidad de los artistas españoles, sino por el poco estímulo que hallan sus esfuerzos y las dificultades con que tienen que luchar para llegar al grado de perfección, sin el cual la relojería viene a ser un arte inútil, siendo muy doloroso tener que acudir al extranjero, y muy particularmente a Inglaterra a fin de obtener buenos relojes para el uso ordinario y cronómetros para la Marina Real y mercante, cuando sobran en España elementos para producir estos artículos con igual perfección, como algunos de los que vienen a la Península son construidos por artistas españoles establecidos en Inglaterra, donde han logrado formarse una alta reputación, y que podrían haber honrado a su patria con sus obras.
Puede ser considerada como Nacional; acaso merecería formar parte de sus glorias y figurar allí donde la Nación se halla representada.
Si el Congreso de los Diputados se digna adquirirla y remunera los esfuerzos del artista, proporcionará a éste además de la honra que le reportará tan señalada honra, los medios para fundar en España un grandioso establecimiento para la construcción de relojes y cronómetros perfeccionados, en nada inferiores a los extranjeros y emancipar a España, al menos en este ramo, de la industria extranjera.
El recientemente electo Presidente del Congreso Juan Bravo Murillo, tras haber intercambiado una abundante correspondencia con Billeter y otras personalidades, decidió solicitar informes al director del Real Observatorio de Madrid Antonio Aguilar, quien concluyó lo siguiente:[1]: 15 Teniendo en cuenta este informe así como otras valoraciones conservadas en los archivos del Palacio de las Cortes, el Congreso, el cual creó una comisión al efecto, acordó la adquisición del reloj astronómico por un precio de 6000 duros en concepto de «recompensa nacional por sus trabajos científicos»,[1]: 15 dinero que sería abonado a Billeter en la siguiente legislatura y tras un año de funcionamiento del reloj.