Las fuentes que permiten aprehender la religión griega son principalmente de carácter literario.
En época clásica aún, en los siglos IV y V a. C., los griegos se reconocían en estos textos.
Ἔνθ’ ἱερήϊα μὲν Περιμήδης Εὐρύλοχός τε Ἔσχον· ἐγὼ δ’ ἄορ ὀξὺ ἐρυσσάμενος παρὰ μηροῦ Βόθρον ὄρυξ’ ὅσσον τε πυγούσιον ἔνθα καὶ ἔνθα, Ἀμφ’ αὐτῷ δὲ χοὴν χεόμην πᾶσιν νεκύεσσιν, Πρῶτα μελικρήτῳ, μετέπειτα δὲ ἡδέϊ οἴνῳ, Τὸ τρίτον αὖθ’ ὕδατι· ἐπὶ δ’ ἄλφιτα λευκὰ πάλυνον.
Πολλὰ δὲ γουνούμην νεκύων ἀμενηνὰ κάρηνα, Ἐλθὼν εἰς Ἰθάκην στεῖραν βοῦν, ἥ τις ἀρίστη, Ῥέξειν ἐν μεγάροισι, πυρήν τ’ ἐμπλησέμεν ἐσθλῶν, Τειρεσίῃ δ’ ἀπάνευθεν ὄϊν ἱερευσέμεν οἴῳ Παμμέλαν’, ὃς μήλοισι μεταπρέπει ἡμετέροισιν.
Νύμφαι τ’ ἠΐθεοί τε πολύτλητοί τε γέροντες Παρθενικαί τ’ ἀταλαὶ νεοπενθέα θυμὸν ἔχουσαι, Πολλοὶ δ’ οὐτάμενοι χαλκήρεσιν ἐγχείῃσιν, Ἄνδρες ἀρηΐφατοι βεϐροτωμένα τεύχε’ ἔχοντες· Οἳ πολλοὶ περὶ βόθρον ἐφοίτων ἄλλοθεν ἄλλος Θεσπεσίῃ ἰαχῇ· ἐμὲ δὲ χλωρὸν δέος ᾕρει.
También a Tiresias le sacrificaría un carnero Enteramente negro, joya de nuestros rebaños.
Tras mis ruegos y súplicas al pueblo de los muertos Tomé las reses y las degollé sobre el hoyo; Corrió la negra sangre y al instante Los espíritus de los muertos, saliendo del Erebo, se congregaron: Mujeres jóvenes, mancebos, ancianos que en otro tiempo padecieron males, Tiernas vírgenes con el corazón afligido por un reciente pesar, Varones que habían muerto por armas de bronce, Víctimas de la guerra, llevando todavía sus armaduras ensangrentadas.
Forman una selección de poemas dirigidos a tal o cual divinidad, sin orden ni unidad.
El episodio mitológico tradicional informa cómo, habiendo querido verificar la sagacidad de los dioses, Tántalo les invita a una comida en el curso de la cual les sirve a su propio hijo guisado.
Píndaro indica aquí claramente que rechaza las versiones anteriores a la suya (en griego, Ἐμοὶ δ’ ἄπορα γαστρίμαργον μακάρων τιν’ εἰπεῖν.
En la comedia, las divinidades aparecen a menudo, pero la mayor parte del tiempo de manera paródica.
La autenticidad de la descripción está garantizada por el humor del autor; esto es, para hacer reír a su público, no inventa ni deforma la dionisia; la evocación, en efecto, no es burlesca en sí; es que lo es, un personaje conduce su dionisia él solo.
Es en esta época cuando empiezan a aparecer análisis, descripciones y comentarios de los ritos.
La importancia del evemerismo (de Evémero, escritor del siglo III a. C.) se hace también sentir: es la tendencia a justificar las leyendas y los mitos por la supuesta deformación de hechos históricos lejanos.
Su principal defecto es su carácter fragmentario y a menudo aislado de todo contexto.