Relaciones Japón-Perú

En 1821, Perú declaró su independencia de España, mientras que, a mediados del siglo XIX, Japón abrió sus puertas y estableció relaciones diplomáticas con varios países.

Una vez en tierra, el trabajador se quejó de los graves abusos y, después de que un segundo trabajador, que buscaba protección y el rescate de sus compañeros a bordo, escapara del barco, las autoridades japonesas abordaron el barco y encontraron a ciudadanos chinos retenidos contra su voluntad en condiciones inhumanas.

Después de la guerra, Perú restableció las relaciones diplomáticas con Japón, y en 1959 el primer ministro Nobusuke Kishi envió un funcionario a Perú; en 1961, el presidente peruano Manuel Prado Ugarteche se convirtió en el primer jefe de un estado latinoamericano en visitar Japón.

Unos meses después de la elección de Fujimori, varios japoneses y peruano japoneses fueron atacados, secuestrados o asesinados por dos grupos terroristas, Sendero Luminoso y el Movimiento Revolucionario Túpac Amaru.

Estos esperaban que el presidente Fujimori asistiera a la fiesta, pero al comprobar que no estaba presente, exigieron la liberación de 300 compañeros de dicho movimiento revolucionario encarcelados por el Gobierno Peruano[4]​.

Durante este asedio, el juez del Tribunal Supremo, Carlos Justi murió en la operación y otros dos soldados fueron abatidos.

El primer ministro japonés, Ryutaro Hashimoto, agradeció a Perú por la liberación de los rehenes.

El gobierno peruano, bajo la presidencia de Alejandro Toledo, solicitó a Japón la extradición de Fujimori, a quien se le abrieron 20 procesos penales, pero Japón se negó.