Más tarde en la época puránica y budista, el término quedó confinado a un tipo de espíritu malvado e infeliz.
Se cree que un preta fue una persona envidiosa o avara durante su vida previa como ser humano.
En las versiones tibetanas del texto Bhavacakra son dibujados con cuellos delgados para representar esta condición.
Sin embargo, los pretas producto del sufrimiento que sienten, generalmente son considerados como seres dignos de compasión.
En las tradiciones budistas se dice que Maudgalyayana, quién era conocido por su piedad filial, transfirió a su madre sus propios méritos obtenidos, con el objetivo que ella logré así abandonar el reino de los Pretas y obtenga un buen renacimiento.