Regla de san Antonio

[1]​ Antonio Abad no escribió para sus discípulos anacoretas ninguna regla de vida, sin embargo, seguramente la influencia que sobre ellos y el futuro monacato sirio, y más tarde libanés, de una supuesta Regla de san Antonio (datada hacia la segunda mitad del siglo IV), que llevaban como norma de vida los antiguos monjes antonianos.

Entre los documentos que han llegado hasta hoy, resalta un manuscrito árabe traducido al latín por Abraham Ecchelensis en 1646.

[1]​ El escrito tiende a ser una guía espiritual para un asceta ermitaño, sin embargo en ella se ven elementos de tipo monástico, lo que da a los estudiosos la idea de datarla hacia el siglo IV, durante el proceso del paso de eremitismo al cenobitismo.

Niños y mujeres son señalados como peligrosos para la pureza del monje.

[4]​ Si bien la Orden Mequitarista sigue la Regla de San Benito, en sus orígenes pretendían vivir según la de san Antonio, pero la Santa Sede obligó a sus miembros a escoger entre la Regla de san Basilio y aquella.

Antonio el Grande no escribió ninguna regla de vida para su discípulos, sin embargo, la Regla que lleva su nombre es la base de vida de los antiguos monjes antonianos y de las actuales órdenes y congregaciones que lo tienen como modelo. Imagen: San Antonio el Grande (con la Regla en la mano), icono en óleo sobre tabla, estilo copto, de finales del siglo XIX .