La rebelión indígena, levantamiento o revuelta indígena de 1709, también conocida como revuelta de Pablo Presbere por su más icónico líder, fue un conflicto étnico durante el período colonial costarricense en donde los indígenas bribris, cabécares y terbis acaudillados por dos caciques indígenas: el bribri Pabru Presbere y el cabécar Comesala, se enfrentaron al poder español.
Los indios en armas quemaron catorce iglesias fundadas por los misioneros, los conventos y casas de cabildo, y destruyeron las imágenes y objetos sagrados de los frailes, pues estos eran símbolo de la amenaza que representaban a su orden tradicional.
[2] El 1 de julio de 1710 Presbere fue sentenciado a morir arcabuceado, ya que Costa Rica no contaba con verdugo para aplicar la cruel muerte típica de la época colonial llamada «garrote vil», la cual consistía en que al preso se le sentaba en una silla para aplicarle un torniquete en el cuello al cual se le daba vuelta lentamente.
Se le atribuyó el cargo de rebeldía al Rey.
[2] Cabe destacar que del total de los 700 indígenas capturados, para su uso como esclavos, a su llegada a Cartago el número fue de 500, mientras que 200 murieron en el camino o escaparon.