[1] El propósito fundamental de la rebelión era derrocar al gobierno de Enrique Muñoz Aristegui, sostenido por Porfirio Díaz y el grupo oligárquico yucateco encabezado por Olegario Molina y Avelino Montes, quienes dominaban las principales actividades productivas del estado, particularmente la industria henequenera que en aquel entonces era el eje de la economía estatal.
El descontento que encabezaba el grupo rebelde se refería a la situación política en Yucatán y se anticipaba a las elecciones estatales de 1909 para gobernador pretendiendo que su candidato a la gubernatura, Delio Moreno Cantón, fuese avalado por el presidente Porfirio Díaz quien a su vez quería que Muñoz Aristegui, testaferro de Olegario Molina, secretario de Fomento del porfiriato, siguiera gobernando en el Estado.
[1] Al fracasar en su intento de convencer al presidente Díaz y comprendiendo que las elecciones por venir serían solo una simulación, el grupo decidió derrocar al gobernador Muñoz Aristegui, forzando la sucesión, para lo cual desarrolló un plan que debería ejecutarse el 15 de octubre de 1909 con el objeto de deponer al gobernador y convocar inmediatamente a elecciones, en las cuales Moreno Cantón sería el candidato del Centro Electoral Independiente y José María Pino Suárez abanderaría al Partido Nacional Antirreeleccionista de Yucatán.
La rebelión no se produjo al ser descubierta por la policía política del gobierno y al no presentarse en la fecha señalada el comandante de las fuerzas armadas que había ofrecido su apoyo a los rebeldes.
Los dirigentes políticos involucrados fueron inmediatamente apresados y acto seguido, se persiguió a los dos contendientes opositores a la gubernatura, hasta expulsarlos del país.