Antiguamente fue un instituto religioso regentado por los Padres Escolapios (Orden de las Escuelas Pías).
El complejo contaba con un convento de los Padres Escolapios y una iglesia, dedicada a San Antón Abad.
Tras la guerra, el edificio efectuó la misma función, albergando a las víctimas de la represión franquista.
Posteriormente, el edificio fue devuelto a los escolapios, quienes recuperaron su destino como colegio hasta 1989.
Por esas fechas, fue vendido a la inmobiliaria PSV, propiedad de la UGT, al menos parcialmente y el edificio quedó medio vacío en 1995 hasta que fue adquirido por el Ayuntamiento de Madrid en 1999.