Reconstrucción en la que lo más notable fue la sustitución de los antiguos galápagos por delfines, detalle que desde entonces determinaría su actual nombre.[4] Tras la demolición en el inicio de la segunda mitad del siglo xviii,[4] de la fuente de las Recogidas,[a] y cuyo gran pilón estorbaba al creciente tráfico en estas estrechas vías, se le encargó al arquitecto Ventura Rodríguez el trazo de una nueva fuente adosada al edificio del convento y colegio de los padres Antonianos de san Antonio Abad, y luego Escolapios, encargo que presentó el 12 de junio de 1770.[5] La obra se terminó en 1772, año que todavía figura en números romanos en el friso con la inscripción «ANNO DNI MDCCLXXII», y que se conservó en el proceso de remodelación de principio del siglo xx.[4] La fuente recupera parte del marco arquitectónico anterior sobre el chaflán almohadillado,[4] pero han desaparecido el pedestal rematado por la gran concha a la que se abrazaban dos galápagos, y el gran jarrón decorado con una guirnalda y coronado por una alcachofa.Para su reconstrucción y las sucesivas mejoras de conservación se volvió a recurrir a la piedra blanca de Colmenar, en los delfines, y el granito para la estructura.
Fuente de los Delfines hacia 1904.
La fuente de los Delfines en el cartel de azulejos de la calle de Hortaleza.