Ramsés III

Este desarrollo económico motivó la recuperación de la fiebre constructora, levantándose nuevos templos y enriqueciéndose los ya existentes.

Ramsés III se marcó como objetivo alcanzar la preponderancia que Egipto había tenido anteriormente en la política exterior.

La complicada situación que se vivía en Asia exigía una contundente respuesta por parte egipcia: los pueblos del mar habían acabado con el reino hitita, ocupando también Chipre y el país de Naharina.

En el año octavo de reinado Ramsés se dirigió hacia Asia para hacer frente a los pueblos del mar.

Pero la alegría por la victoria dura poco, ya que algunos años después las tierras de Canaán se perderán definitivamente.

Por esta razón interrumpieron el trabajo y se dirigieron al templo de Ramses III en Medinet Habu, donde presentaron sus quejas, exigiendo que el propio rey fuera informado y proclamando: «Tenemos hambre, han pasado dieciocho días de este mes... hemos venido aquí empujados por el hambre y por la sed; no tenemos vestidos, ni aceite, ni pescado, ni legumbres.

Los sacerdotes tuvieron que soportar duras negociaciones y huelgas intermitentes, y aunque no se conoce con seguridad cuál fue el desenlace de la situación sí sabemos que a partir de ese momento los robos en las necrópolis se incrementaron.

En cuanto a Pentawere, fue condenado al suicidio, ya que las personas de la realeza eran intocables.

Su muerte fue causada por los conspiradores, pues investigaciones publicadas en 2018, descubrieron en su momia evidencias de violencia: su garganta fue cortada profundamente.

[3]​[4]​ Ramsés IV, hijo suyo y de la reina Isis, le sucedió y prefirió cerrar el asunto: con motivo de su solemne coronación, declaró la amnistía general pero no consiguió detener el deterioro del poder real.

Templo de Ramsés III en Medinet Habu .
Templo de Ramsés III en Medinet Habu. Interior.