Se le reconoce como uno de los grandes Latin Lover del cine mudo estadounidense, así también como por ser el primer actor hispanoamericano en triunfar en Hollywood.
El director Rex Ingram y la esposa de este, la actriz Alice Terry, empezaron a promocionarlo como rival de Rodolfo Valentino; fue entonces cuando Ingram le sugirió cambiar su apellido a Novarro.
Su rivalidad fue difundida artificialmente por la prensa, ya que en realidad Novarro y Valentino se conocían muy poco.
Al fallecer Valentino prematuramente en 1926, Ramón Novarro se convirtió en el actor latino más importante del medio, y el cambio del cine mudo al sonoro no afectó su éxito.
Novarro tuvo muchos conflictos morales por su condición de homosexual y católico, que le llevaron al alcoholismo.
Los jóvenes ladrones no encontraron el dinero que esperaban, y Paul, boxeador aficionado, tras maniatarlo con un cable, torturó y golpeó a Novarro hasta dejarle desfigurado para después desvalijar la casa, de donde solo robaron 45 dólares, mientras Novarro moría asfixiado con su propia sangre.
En el espejo del baño apareció escrito: «Las chicas son mejores que los maricas».