El nombre propio "Poyo" o "Poio" en valenciano, proviene del término común en aragonés "pueyo"[2] que se usa para referirse a un lugar alto.
Esta palabra proviene del latín "podium",[3] que directamente pasa a ser "puig"[4] en valenciano.
La palabra "pueyo" en fonética valenciana se transforma en "poio" [5] Lo contrario a un "poio" sería una "hoya", o "foia" en catalán, palabra también de origen aragonés (foya).
En los términos de Cheste y Ribarroja del Turia, la rambla discurre en dirección oeste-este, generalmente en paralelo a la carretera Madrid-Valencia, que la atraviesa.
Es en este tramo donde recibe por la margen derecha el barranco de Sechura y el Gallego.
Después sigue su camino hasta llegar a Torrente, donde el cauce de la rambla se ensancha y profundiza, recibiendo allí también las aguas del barranco de la Horteta.
Los problemas de contaminación se pueden observar cuando por el cauce discurre caudal al paso por el municipio de Catarroja, ya que en este tramo el caudal tiene colores oscuros y emite fuertes olores a putrefacción.
Esto está ocurriendo sistemáticamente y vulnerando las leyes, ya que estos vertidos se están produciendo en un cauce público.
[cita requerida] La rambla del Poyo es una cuenca muy sensible a precipitaciones torrenciales, y en la que existen diversas obras de infraestructura mal diseñadas, ocupaciones del cauce e incluso la desaparición física de algunos barrancos, los cuales en el 2007 están ocupados por industrias y viviendas configurando una compleja red hidrográfica en la que en apenas cada cinco años suelen producirse graves inundaciones.
[11] En 1795 el científico y botánico valenciano Antonio José de Cavanilles describía así en su obra Observaciones sobre la historia natural, geografía, agricultura, población y frutos del reyno de Valencia La ocupación de la cuenca por la trama urbana, industrial y de servicios que desplazo a la ocupación agrícola tradicional desde finales del siglo XX a principios del XXI ha incrementado el riesgo de inundación al incrementar significativamente los daños que las avenidas e inundaciones producirían.