Gracias a su ventajoso matrimonio y a los cargos que ocupó, Roxas logró establecer una importante fortuna que le permitió vivir cómodamente en una casona de dos pisos y con balcones en la calle Santo Domingo.
Fue enviado al Cuzco donde estudió en la Universidad de San Antonio Abad y obtuvo el doctorado en teología en 1751.
María logró casarse con el brigadier Joaquín José Bilbao la Vieja y Peñaranda, este matrimonio consolidó su posición y llegó a ser de las principales familias de la ciudad.
Tuvieron 5 hijos y varios nietos, de los cuales el más conocido fue Dámaso Bilbao la Vieja.
Se casó con la española María Manuela Foronda y Bulucua, quien había quedado viuda de Feliciano Alquiza Peñaranda.
Tuvieron 3 hijos, los dos mayores no llegaron a la edad adulta y la única sobreviviente fue María Josefa de la Encarnación que fallecería días antes que su padre.
Roxas tenía como únicas herederas a mujeres, viendo que las extensas tierras podrían perderse con otros familiares, decidió establecer el mayorazgo de Cebollullo y dejar como heredera de todas sus tierras a su nieta Isidora y en caso de su fallecimiento la heredera sería su segunda nieta Úrsula.