Rafael Montero (director)

Hijo del ingeniero ferrocarrilero Rafael Montero Márquez y de Alicia García Betancourt.

Desde los años setenta, en la adolescencia, se integró al movimiento fílmico contracultural de los superocheros, en el que jóvenes creadores comenzaron a crear cintas independientes de bajo presupuesto con un alto contenido social y político, que reflejaba el contexto post-68.

[2]​ Esta generación, formada por autores como Sergio García, Gabriel Retes, Alfredo Gurrola y el propio Montero, realizó una serie de trabajos fílmicos que se presentaron en circuitos universitarios, en los concursos de cine experimental o cine independiente y en festivales locales.

En los años ochenta, realizó para el Instituto Nacional Indigenista documentales etnográficos, entre los que destacan El eterno retorno, Testimonio de los indios kikapú y Casas Grandes: Una aproximación a la gran chichimeca, que recibió el Premio Ariel como mejor documental de 1988.

Sus capítulos más destacados son una serie de documentales sobre rock mexicano titulados Yo no era un rebelde y La célula que se explota.

[7]​ En 2002, dirigió la película de comedia Dame tu cuerpo, con Luz María Zetina y Rafael Sánchez Navarro, que trata sobre un hombre que pasa un lío amoroso, pues el alma de la mujer que ama se mete en el cuerpo de su mejor amigo y viceversa.

En 2003, finalizó el largometraje documental No tuvo tiempo, La Hurbanistoria de Rockdrigo, producido por Volcán Producciones, Canal 22 y Ediciones Pentagrama.

En 2016 dirigió la cinta Rumbos paralelos, con Ludwika Paleta e Iliana Fox, distribuida por Videocine.