En 1930 se instala por un tiempo en Los Ángeles y participa como extra en varias cintas de producción estadounidense.
A su regreso a México se convierte en pionero del cine sonoro mexicano al participar como actor en Santa (1931) y Águilas frente al sol (1931), las primeras dos cintas sonoras mexicanas.
Poco a poco fue interpretando pequeños roles hasta que adquirió nombre como actor; de esta primera etapa sobresalen sus trabajos en El prisionero 13 (1933) y ¡Vámonos con Pancho Villa!
Al año siguiente debutaría él mismo como director con La tierra del mariachi.
Todos se dedicaron, de alguna u otra forma, al cine como actores, realizadores, guionistas, productores y fotógrafos.