Vámonos con Pancho Villa

[5]​ Se basa en la lucha revolucionaria de la División del Norte, comandada por el general Doroteo Arango, conocido como Francisco “Pancho” Villa.

Sigue a seis amigos campesinos: Tiburcio Maya (Antonio R. Frausto), Miguel Ángel del Toro “Becerillo” (Ramón Vallarino), Melitón Botello (Manuel Tamés), Rodrigo Perea (Carlos López “Chaflán”), Máximo Perea (Raúl de Anda), y Martín Espinosa (Rafael F. Muñoz), llamados los “Leones de San Pablo”.

Uno tras uno, los Leones de San Pablo pierden sus vidas luchando para un Pancho Villa que trata a sus soldados como animales o aún peor.

En una celebración en una cantina, 10 hombres están sentados alrededor de una mesa cuando entran y se sientan los tres Leones.

Un soldado asegura que sentar 13 hombres alrededor de una mesa da mala suerte, y entonces deciden reunirse a medianoche para tirar una pistola cargada.

Tiburcio obedece la orden pero da muerte a Becerillo antes de quemarlo; mostrando así una humanidad que ya no existe en el General Villa.

El gobierno también suministró todo lo necesario para las escenas militares como caballos, armas, un regimiento de soldados verdaderos, y un tren militar.

Según el crítico Carl Mora, Vámonos con Pancho Villa es «una película excepcional» que «desmitifica fríamente» la revolución.

El gobierno progresista de Lázaro Cárdenas financió la película y mantuvo gran control sobre la industria cinematográfica en general.

[4]​ Mientras el libro escrito por Rafael Muñoz presenta la Revolución Mexicana en una luz negativa, la película la pinta en una manera más favorable.

[cita requerida] Usó la película la figura del revolucionario Villa para fortificar un sentido de identidad nacional, orgullo, y encajarse a la comunidad mexicana.

[10]​ El reconocimiento a este clásico del cine mexicano llegó varias décadas después de su menospreciado estreno.

El rodaje se vio plagado de problemas financieros y una enfermedad del director postergó la filmación durante varios meses.