Entre sus víctimas también figura el mexicano Enrique Everardo Castro, que trabajaba para una multinacional petrolera cuando fue secuestrado y asesinado.
[4] Según algunas versiones, se entregó a las autoridades para escapar de las FARC, que lo buscaban por traición.
Los sublevados organizaron en un movimiento, al que llamaron "Manos por la Paz" y renunciaron a la militancia política y armada de las FARC, autorizaron a Luduine Zumpolle, una holandesa exdirectora de la ONG Pax Christi.
La medida fue hecha oficial por el ministro del Interior y de Justicia colombiano, Fabio Valencia Cossio.
[6] Ambos exguerrilleros tendrán la supervisión permanente del Inpec y no se les suspenderán los procesos penales.
Durante este tiempo el ex guerrillero también fue uno de los principales testigos en los procesos por ‘farcpolítica’ y testificó contra figuras de izquierdas como Jorge Enrique Robledo, Gloria Inés Ramírez, Wilson Borja y Piedad Córdoba.