A principios del siglo XIX desempeñó un papel central en una serie cambios de fronteras y disputas entre Francia, España, Reino Unido y los Estados Unidos.
En 1783, como la parte del Tratado de París (1783), Gran Bretaña devolvió toda la Florida a España, que en aquel tiempo controló toda la costa del golfo de México.
UU. reclamaban la tierra al oeste del río Perdido como parte del territorio original francés de Luisiana, mientras que España demandaba que sólo la parte de al oeste del río Misisipí había sido devuelta a Francia.
La disputa fue finalmente resuelta en 1819 mediante el Tratado Adams-Onís, en el cual España cedió toda la Florida a los Estados Unidos.
El río Perdido se convirtió en frontera del Territorio de Florida en 1822.