En 2014, las alfareras de Quinchamalí entraron a los registros de la Unesco como Tesoros Humanos Vivos, reconocimiento que, en Chile, se entrega a través del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes.
[2] Igualmente, la localidad destaca por su agricultura, especialmente la cereza, el trigo o la avena.
Una dice que su nombre proviene del idioma quechua; otra que se refiere al nombre de la planta del mismo nombre, o el nombre de un cacique que habitaba en la zona; del idioma mapuche, "niño en cunita", "niñas apareadas", etc.
[3] Dado a su cercanía con la confluencia de los ríos Itata y Ñuble, el lugar fue perfecto para la construcción del Fuerte de Quinchamalí cuyo origen es cuestionado: Se atribuye a Alonso de Ribera en 1601,[3] a Pedro Porter Casanate en 1662[3] y a Ángel de Peredo en 1663,[3] sin embargo, lo que sí es posible verificar, es que el fuerte perduró hasta 1813.
[6] Quinchamalí poseía 1314 habitantes según el censo del año 1999, de ellos 641 corresponden a hombres y 673 a mujeres distribuidos en 519 viviendas dando un saldo de 2,53 personas por casa.