[2][3] De variada tipología y morfología, la quesera pudo tener su origen en el uso como molde o contenedor para la fabricación y conservación de derivados lácteos.
[4] A lo largo de los siglos se ha fabricado en barro, madera, mimbre u otros materiales.
Puede ir acompañada de un plato y en muchos casos presenta un cuerpo acampanado o cilíndrico con dos asas en vasos que llegan a alcanzar los 50 cm.
[5][6] Entre el ajuar alfarero llega a confundirse en ocasiones y según focos geográficos con otros objetos relacionados con la industria lechera, como la encella para el cuajo del requesón,[7] con las diversas orzas para la conservación de queso en aceite,[4] o queseras similares a cazuelas con tapa.
En la Península ibérica se ha documentado la existencia de ejemplares de tipología similar y del mismo periodo en distintos yacimientos arqueológicos.