Purismo lingüístico

El purismo o proteccionismo lingüístico es una actitud o tendencia que rechaza las aportaciones lexicales y gramaticales procedentes de otras lenguas; suele sumarse este rechazo a todo lo que es considerado incorrecto (vulgarismos, coloquialismos, dialectismos, etc.) en relación con la lengua normativa.

En cuanto al castellano (español), el purismo se establece claramente a partir del siglo XVIII con la intención de preservar la considerada «perfección del idioma» a la cual se habría llegado (según los puristas) durante el Siglo de Oro.

Por otra parte, en el siglo XVIII el purismo se levantó contra el excesivo afrancesamiento de las modas y costumbres tradicionales.

No solo se rechazaron las aportaciones lexicales y gramaticales procedentes de otras lenguas, en especial del francés (galicismos), también se sumó el desprecio a todo lo que era considerado "incorrecto" (vulgarismos, coloquialismos, dialectalismos etc.) en relación con la lengua normativa.

El purismo se mantuvo muy fuerte hasta mediados del siglo XX, y aunque se ha suavizado, sigue siendo una tendencia notable y ha marcado fuertemente el vasco contemporáneo (euskera batúa).