Este abandono suele estar relacionado con las epidemias, el hambre, las guerras, las crisis económicas, las catástrofes naturales o las acciones gubernamentales.Según Nicolás Cabrillana Ciézar, un despoblado es un «establecimiento humano permanente abandonado por razones económicas, sociales o políticas», si bien «consideramos como despoblado solo a las agrupaciones humanas que tuvieron cierto número de vecinos; no consideramos como tales las simples dehesas, casas aisladas o pequeños centros de explotación agraria».El ferrocarril llegó a Winton en 1899, vinculándolo con el resto de Queensland, y Collingwood fue abandonado al año siguiente.[2] La construcción de presas ha provocado que muchas poblaciones hayan quedado bajo el agua.Un caso similar es el de Belchite (España), bombardeado y reducido a ruinas durante la guerra civil española, que todavía se conserva como un monumento.[2] Los desastres naturales, como sequías, inundaciones o terremotos, y los causados por el ser humano pueden provocar la despoblación de un lugar.Con la ayuda del gobierno, la localidad fue reconstruida a 4,8 km de su emplazamiento original.[8][9] Varias comunidades de Irlanda, particularmente en el oeste del país, fueron exterminadas debido a la gran hambruna en la segunda mitad del siglo XIX y los años de declive económico que le siguieron.La mecanización del medio rural en los últimos decenios ha provocado que se reconociesen numerosos despoblados, especialmente en el momento de su destrucción.Algunos yacimientos paradigmáticos como Wharram Percy (Yorkshire), Rougiers (Provenza) o Rocca San Silvestro (Toscana) son buena prueba del peso que ha tenido la arqueología de los despoblados.En España, en cambio, la concepción predominantemente monumentalista de la arqueología medieval ha tenido como consecuencia que muy pocos despoblados se estudiasen, especialmente en el norte peninsular.